Por arriba y por abajo
se mezclaron los sudores,
en la tierra de la aldea
y en los campos de los pobres,
éstos últimos sudaban
y lo hacían cual Quijotes
desmochando los sembrados
y alisando los terrones,
pero el campo resistía
por estíos y calores,
que pedían una lluvia
que colmara sus rincones,
sin embargo por los cielos
no había nubes ni redobles
de galernas y tormentas
con el agua y sus vapores...
Ocurrió que en algún rato
se escucharon unos golpes,
de jarana y de verbena
y la voz de unos pastores,
y a la tierra trabajada
le llegaron mil dolores,
agrabando su secura
al compás del pasodoble;
hubo fiestas y folías
por la tarde y por la noche,
chirimías y cohetes
confundiéndose con flores,
pero el campo tan sediento
no sabía estas cuestiones
y pedía, en su silencio,
esa lluvia de los montes...
"...Y callaron las orquestas
y durmieron los tambores,
en la tierra que pedía
por el agua en sus terrones..."
Rafael Sánchez Ortega ©
12/11/19
Después de un duro trabajo, en el campo, nada mejor que una verbena en buena compañía,y endulzar la noche,
ResponderEliminarBesos Rafael, feliL Fin..de..
Gracias por tu visita y comentario, Ninfa Azul.
EliminarBesos.
Me has recordado a historias que me contaban mis padres y abuelos , que después de una faena en el campo , había que celebrar la cosecha con una gran fiesta y que mejor que irse a una Verbena ..Feliz viernes Rafael.
ResponderEliminarGracias por tus palabras, Campirela.
EliminarUn abrazo y feliz finde.
La fiesta trajo la lluvia y regresó la alegría.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Rafael.
EliminarUn abrazo.
Hola amigo, qué tema tan actual, y tú siempre tan genial.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Paty.
Gracias Paty.
EliminarUn abrazo.
La tierra florece con la lluvia.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias María del Rosario.
EliminarAbrazo.
Se celebra y la tierra se duele.
ResponderEliminarRafael, te felicito por este poema, no es sencillo.
Abrazo.
Gracias sinceras Verónica.
EliminarUn abrazo y feliz finde.
Los cultivos se fecundan con la acaricia de la lluvia, tan necesarios para nuestra existencia como el oxígeno que respiramos. Tenemos que cuidar la Tierra que no nos pertenece, tan solo somos seres vivos que dependemos totalmente de ella.
ResponderEliminarLos campos se alegran con la lluvia y nosotros también. Un bello romance Rafael, un abrazo.
Gracias Juan, y tienes razón, somos "albaceas" de esta tierra que debemos entregar a las generaciones que nos siguen.
ResponderEliminarUn abrazo.