La luna es ese retrato
que admiramos en los cielos,
y que sale por la noche
para iniciar un paseo,
y la vemos como pasa
como camina sin miedo,
entre estrellas soñolientas
que van guardando silencio,
porque la luna coqueta
no hace caso del espejo
que la refleja en el lago
con su vestido tan bello,
se fija más en los ojos
de aquel puente sobre el puerto,
y en la corriente vacía
y desprovista de sueños...
La luna, en otro retrato,
es la dieta de los ciegos
que contemplan su hermosura
desde la puerta del templo,
porque les manda caricias
y recoge sus deseos,
iluminando sus almas
sin oraciones ni credos,
así su vestido blanco
realzará sus cabellos,
que no están encanecidos
de la plata de su cuerpo,
por eso van sus miradas
más allá de un simple gesto,
y están llenas de ternura
y cargaditas de besos...
"...La luna es como un retrato,
un tornasol de algún cuento,
es la medalla de plata
que Dios dejó con un beso..."
Rafael Sánchez Ortega ©
13/11/19
Inspirador poema, amigo Rafael... y es que la luna siempre nos roba la mirada, el pensamiento y la inspiración.
ResponderEliminarMil besitos en la noche.
Gracias por tus palabras, Auroratris.
EliminarUn abrazo en la noche.
¿Te imaginas las noches sin luna, Rafael?
ResponderEliminar¿Que sería de los poetas y de los cuentos de hadas? Pero como bien dices, Dios nos la dejó ahí con su beso mágico para que todos podamos soñar.
Hermoso romance y una imagen idílica. Un abrazo
Es que sin la luna, Juan, quizás no existiría la poesía, ¿no crees?.
EliminarUn abrazo.
Esa luna esquiva aun redonda y blanca, la de secretos que guarda en la almohada de los sueños.
ResponderEliminarUn abrazo
Sí, Albada Dos, la luna y sus secretos.
EliminarUn abrazo.