En la pared
quedaron los dibujos
y las legañas.
¡Bendita infancia,
de rosas y claveles
que allí pasó!
Quedaron sueños,
hermosos e inocentes,,
quedaste tú.
De aquella etapa
me quedo con tus dedos
que dibujaban.
Fueron las gotas
llegando de tus ojos
casi invisibles.
Era tu sangre,
con gotas, refundidas
en aquel lienzo.
Ahora te veo,
recuerdo tantas tardes,
te siento en mí.
Yo soy la tela,
la imagen que, tus dedos,
acariciaban.
Yo soy el alma,
la esencia y el suspiro
que te inspiró.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/04/20
Tiempo que pasa y deja recuerdos en una pared, en viejos cuadernos o donde sea, pero que despiertan sonrisas al recordar.
ResponderEliminar¡¡Hermoso!!
mariarosa
Así es María Rosa.
EliminarUn abrazo y gracias.
Hay rincones que se vuelven lienzo y personal que son arte. Muy bonito, amigo RAfael.
ResponderEliminarMil besitos en la tarde.
Gracias por tus palabras, Auroratris.
EliminarUn abrazo en la tarde.
Si nos fijamos bien esas paredes repletas de garabatos hay una historia bella detrás de todo eso. La infancia y el sentir de ese pequeño y toda su creatividad.
ResponderEliminarBello poema.
Buenas noches .
Gracias Campirela.
EliminarUn abrazo en la noche.
Belleza de poema Rafael.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias María del Rosario.
EliminarAbrazo.
Hay paredes que recogen las muscas de toda una vida.
ResponderEliminarUn abrazo
Cierto, Albada Dos.
EliminarUn abrazo.
Mi pensamientos desfial ayudados por el recuerdo y a veces, lo agradezco
ResponderEliminarGracias Buscador.
EliminarSaludos.