Lápiz de niño
que tanto dibujaste
sobre el cuaderno.
Fueron sus dedos
repletos de ternura
los que plasmaron.
Signos y rayas
con muchos garabatos
y algún borrón.
Pero la esencia,
la vida y el presente,
estaba en ti.
Lápiz sencillo,
tal vez mordisqueado
y un poco sucio.
Yo te recuerdo
entre sus labios quieto
en un descanso.
Y en la cartera
con reglas y dibujos
en compañía.
Hasta que un día
quedaste en el olvido
por mucho tiempo.
Tiempo de cambios,
de cruces de caminos.
¡Razón de edad...!
Rafael Sánchez Ortega ©
31/01/21
A veces, en un escaparate o en cualquier parte, vemos ese lápiz que nos lleva a la infancia tan lejana en que también nosotros usábamos esa herramienta para crear o copiar los personajes y artefactos que venían a nuestra imaginación. Fue una época que se recuerda y se añora con una cierta nostalgia y ese "lápiz" cobra vida nuevamente.
Hola amigo, es cuestión de tomar ese lápiz y hacer lo que hacíamos.
ResponderEliminarAún somos esos niños. Linda poesía para esos inocentes recuerdos.
Un abrazo, Paty
Sigamos siendo niños, mientras podamos, Paty.
EliminarUn abrazo.
Que bueno y real poema. Mis lápices, no eran muchos, pero trabajaban y creaban dibujos. Me llevaste a historia lejana de mi infancia.
ResponderEliminarMuy bonito poema.
mariarosa
Gracias por tus palabras y por volver a ese rincón de la infancia con mis versos, María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Verdad cobra vida por ser parte de nuestra historia, como el portafolio, y algunas cajas de lápices que hoy no se usan, grato leerte amigo.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias por tu comentario, María del Rosario.
EliminarAbrazo.
Qué bonito...! Es verdad, ese lápiz que movía nuestra imaginación.
ResponderEliminar😍
Todos tenemos uno en el recuerdo, Galilea.
EliminarAbrazos.