Duérmete niño,
conserva la sonrisa
entre tus labios.
Sigue en tu infancia,
y así disfrutaremos
de estos instantes.
Tranquilamente,
regálanos tus sueños,
y fantasías.
Haz que mis ojos
se alegren con los tuyos,
tan inocentes.
Déjame un rato
jugar con tus juguetes,
sin sobresaltos.
¡Jugar, soñar...
Qué eterna melodía
viene de ti!
Quiero volver
al mundo de la infancia
y ser feliz.
Quiero sentir
el beso de la brisa
bajo los cielos.
Quiero cerrar
los ojos de mi alma
y estar contigo.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/02/21
(La eterna y angelical figura del niño durmiendo en la camita o en brazos de su madre mientras intentamos entrar en sus sueños y convertirnos, una vez más, en ese personaje angelical, que es el centro y atención de la vida familiar.)
La foto es de una ternura increíble y tu poema acompaña con emoción tanta belleza.
ResponderEliminarmariarosa
Qué bella imagen y dulces versos amigo, los niños son únicos, por su inocencia y alegría de vivir.
ResponderEliminarUn abrazo. Paty
Gracias por tus palabras, Paty.
EliminarUn abrazo y feliz finde.
Ver dormri a un bebé es que nos llega al alma. Es la ternura en imágenes.
ResponderEliminarUn abrazo
Y no perdamos nunca esa ternura, Maripau.
EliminarUn abrazo.
Una delicia... La ternura hecha versos.
ResponderEliminarGracias Galilea.
EliminarUn abrazo.