Ojos azules
de niños delicados
y abandonados.
Ojos que piden
un poco de comida
para su estómago.
Ojos que buscan
la luz que se les niega
con tantas sombras.
Ojos que miran
sin ver lo que desean
en este mundo.
Ojos que lloran
con lágrimas amargas
de adolescentes.
Ojos que ríen
con besos de la luna
en cada noche.
Ojos serenos
que miran impasibles
tanta miseria.
Ojos vacíos
con pupilas desiertas
para no ver.
Y ojos que huyen,
que escapan de la vida
a este sufrir.
Pero la guerra,
el hambre y la miseria
tiene otros ojos.
Ojos sencillos,
cargados de inocencia,
que nada piden.
Ante estos ojos,
tu corazón de niño,
¿vacilará?
Rafael Sánchez Ortega ©
17/09/22
No hay mayor dolor que ver los ojos triste en un niño, en ellos ves la desesperanza de una vida que no ha comenzado a navegar por el camino de los sentimientos pero demos una luz de positivismo y esperemos que esas guerras caigan y den paso a la libertad y esèranza, Un abrazo
ResponderEliminarCoincido Campirela.
EliminarUn abrazo y feliz domingo.
Tocas fibras muy sensibles, Rafael, ningún niño debería estar desprotegido
ResponderEliminarAbrazo
Así es Mujer de Negro.
EliminarAbrazo.
Una realidad escrita delicadamente. Es un llamado de atención al lector. El.sufrimiento de los niños no se borrará y dejará huella para siempre.
ResponderEliminarSaludos
Gracias Karin, es como dices.
EliminarUn saludo.
Mirar para otro lado es sumarse al abuso y el sufrimiento. Siempre se puede hacer algo.
ResponderEliminarAbrazo, Rafael.
Cierto Verónica y gracias.
EliminarAbrazo.
Cuanto dolor que reflejas con versos delicados, la guerra es una verguenza que nos muestra tal cual somos.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.