La luz, más luz,
pedía el condenado
a las tinieblas.
Quiero aquel hilo
que había en el principio
con poca luz.
Era bastante
y, entonces, mis pupilas,
tenían vida.
Ahora la luz
me falta y se me impide
tenerla cerca.
Luz a los ojos
que diga que yo existo
y soy real.
Luz para el alma
que sufre, enamorada,
por tantas sombras.
Luz para el niño
que yace en su escondite
con mucho miedo.
Luz para el hombre
que busca por las playas
con su farol.
¡La luz, más luz!,
implora el condenado
en su agonía.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/11/22
La luz que nos ilumine con su verdad, esa es la luz que a veces nos negamos a ver. Bella poesía Rafael y con un mensaje sutil en sus versos.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Una búsqueda de lo más inquietante, hágase la luz
ResponderEliminarGracias Neurowoman.
EliminarAbrazo.
Luz que nos haga sentir esa seguridad que todos queremos tener en esta vida... Felices sueños.
ResponderEliminarGracias Campirela.
EliminarUn abrazo y feliz jueves.
Voy a abrir puertas y ventanas para que entre toda la luz posible. Es necesaria. Besos.
ResponderEliminarGracias Laura, me haces sonreír.
EliminarBesos.
Luz y más luz, quizás a ello hemos venido
ResponderEliminarPaz
Isaac
Gracias Isaac. Paz.
EliminarUn saludo.
Que nunca nos abandone la luz. Hermoso 👏👏👏
ResponderEliminarLlevamos tiempo implorándola.
ResponderEliminarCada cual busca la que necesita, como en tu poema.
Abrazo, Rafael.
Gracias, Verónica.
EliminarAbrazo.