Tu luz, mi luz,
se juntan y se funden
en un poema.
Nace otra luz,
un faro diferente
y renovado.
Pero este faro
tan solo se alimenta
de nuestra luz.
Son tus pupilas
la fuerza necesaria
que le da vida.
Mientras, las mías,
escancian tanto néctar
entre sus versos.
Surge la vida
con fuerza a nuestro lado
y sonreímos.
Se escapan versos,
igual que mil suspiros
en dos susurros.
La nueva luz
nos cubre y nos transforma,
de nuevo, en niños.
Y lo aceptamos,
volvemos a la infancia
para soñar.
Tu luz, mi luz,
el cielo se transforma:
¡Son nuestros versos!
Rafael Sánchez Ortega ©
12/11/22
A eso se le llama crear una nueva ilusión. Una feliz tarde
ResponderEliminarGracias Campirela.
EliminarUn abrazo.