Me desperté
de un sueño muy profundo
y te vi a ti.
Estabas cerca
cuidando de mi sueño
con tu sonrisa.
Recuerdo, madre,
las veces que acudiste
sin yo llamarte.
Pero venías
con ojos muy inquietos
hasta mi cama.
Aquellas fiebres
con grandes infecciones,
bien las recuerdo.
En mi delirio
el miedo y los fantasmas
me rodeaban.
Solo tu voz,
tu mano por mi frente
y una caricia.
Esto bastaba,
cual bálsamo y milagro,
para calmarme.
¡Cuántas historias
me vienen a la mente,
y tú no estás!
Sé que vigilas
mis sueños y mi vida,
desde otro lado.
Por eso quiero,
dormir en tu regazo,
una vez más.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/11/22
Que bello sería volver el tiempo atrás y encontrarnos en los brazos de nuestra madre...
ResponderEliminarSueños, que llenan el corazón de buenas emociones. Aplausos por tu poema.
mariarosa
Cierto María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Hoy me has llegado muy a dentro, una Madre es lo más, eso que nunca se nos olvide , ella nos cura con su caricia y con su voz cálida y amorosas. Precioso el poema . Un abrazo Rafael.
ResponderEliminarGracias Campirela y sí, es como dices.
EliminarUn abrazo.
Un bonito recuerdo a sus noches de desvelo en tu cabecera y a como ahora te sigue cuidando a su manera. Un abrazo Rafael
ResponderEliminarGracias Neuriwoman.
EliminarUn abrazo.
Qué hermoso... ❤❤❤❤❤
ResponderEliminarGracias Galilea.
EliminarAbrazo.
Dulces versos llenos de recuerdos de amor , precioso amigo, un abrazo desde mi brillo del mar
ResponderEliminarGracias Bea.
EliminarUn abrazo.
No puedo decir nada, Rafael, solo dejarte un abrazo.
ResponderEliminarNo hace falta más, Verónica. Gracias.
EliminarUn abrazo.