Llamé a tu puerta
y vi tus labios, tristes,
estremecerse.
Nada te dije
y nada me dijiste,
no hacía falta.
Porque el amor
estaba entre nosotros
y "sin palabras".
En nuestros ojos
cambiamos la tristeza
por dos sonrisas.
Luego, sin prisas,
nos dimos un abrazo
desde el silencio.
Unos gorriones
miraban esta escena
de primavera.
Y es que tu cuerpo
temblaba entre mis brazos
con mil suspiros.
Allí se unían
los sueños y proyectos
tan hilvanados.
Y allí empezaba
un mundo diferente
lleno de espinas.
Pero miraron
al cielo, nuestros ojos
y sonrieron.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/03/23
Bella escena en estos versos. Feliz fin de semana Rafael. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Carmen.
EliminarUn abrazo y feliz finde.
Buenos versos para una escena enternecedora.
ResponderEliminarFeliz fin de semana.
Saludos.
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo y feliz finde.
Poesía clásica, maravillosa como todo lo que escribes querido amigo.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Gracias por tus palabras Luján.
EliminarUn abrazo.
Feliz noche, cuando unos ojos ven lo que dicen tus versos no me extraña que sonrían.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias Campirela.
EliminarUn abrazo.
Ese temblar en los brazos es toda una enciclopedia del querer y del haber añorado.
ResponderEliminarBellos versos. Un abrazo, Rafael
Gracias Maripau.
EliminarUn abrazo.
Si aún se responde a la llamada todo puede ser... si el abrazo llega.
ResponderEliminarPrecioso ❤
Revivir(se) como una primavera.
ResponderEliminarSe reencontraron y las tristezas se evaporaron por un momento.
Abrazo, Rafael.
Gracias Verónica.
EliminarAbrazo.