Vamos a ver
el mundo de colores
de nuestros niños.
Y para ello
volvamos a la infancia.
¡Seamos niños!
En ese tiempo
jugábamos sin miedo
en nuestras plazas.
En los jardines
el corro y las canicas
eran la moda.
Se oían voces,
gargantas infantiles,
con inocencia.
Ojos divinos,
miradas sin malicia,
daban la nota.
Había calma
y un trozo de la historia
se detenía.
¡Cuánta alegría
los cuerpos rebosaban
y desprendían!
...Vamos a ver,
me dices en presente
y nada veo.
Hoy se confunden
mis ojos, y vacilan,
en este invierno.
Pero seguro
que habrá otra primavera,
con otros niños.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/03/23
Seamos niños y miremos con sus ojos, siempre esperanzados. Bonitos versos Rafael. Feliz miércoles. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Carmen.
EliminarUn abrazo y feliz miércoles.
El espíritu de lo que fuimos y que ya no aplicamos existe, en algún rincón de la memoria del alma, qué lindo sería sacarlo afuera y volver a sonreír con esa inocencia. Nos falta ubicar un soporte y usar una buena palanca, hacer un puente.
ResponderEliminarUn abrazo, buen tema amigo, feliz tarde.
Paty
Gracias Paty.
EliminarUn abrazo y feliz día.
Todo comienza, todo termina, seguimos siendo esos niños que atesora tu poema, gracias Rafael.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias María del Rosario.
EliminarUn abrazo.
Vamos a ver de colores, aun siendo mayores, porque nosotros también fuimos niños, y algo de ellos guardamos por lo rincones. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGracias Campirela.
EliminarUn abrazo.
Creo que lo mejor de la infancia es la inconsciencia de su imaginación, y el desconocimiento de qué tanto luego vivir es menos divertido.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Rafael
Pienso igual Maripau.
EliminarUn abrazo.
En las infancias de distintas generaciones cambian algunos juegos, pero siempre hay algo en común... esa inocencia que para el tiempo, todo parece eterno, nada parece desgastarse...
ResponderEliminarPrecioso ❤
Cómo han cambiado también las infancias.
ResponderEliminarYa no veo niñas saltando a la comba o la goma, ni niños con las canicas. De hecho, qué pocos niños juegan libres en la calle.
Yo no tengo ninguna nostalgia por mi infancia, pero me sacaste sonrisa por los recuerdos.
Abrazo, Rafael.
Es cierto lo que dices Verónica, coincido contigo.
EliminarUn abrazo.