Ya viene la noche
y el sol pide cama,
las sombras aumentan
y tiemblan las aguas.
Un pájaro herido
se posa en las ramas
del roble señero
que duerme en la plaza.
Ya cantan los ríos
y alegran fontanas,
formando meandros
que dejan su calma.
Y el pájaro herido,
con sangre en sus alas,
me mira en silencio
y acudo a curarlas.
¡Qué ojitos tan lindos
me ofrece por nada,
su herida está limpia
de polvo y de paja!
La sangre y la herida
no son inventadas,
proceden de un piso
y de otra ventana.
Allí se rompían
los ojos y el alma,
al ver a los niños
sufrir en la infancia.
Las guerras, malditas,
marcaron con balas,
las alas del ave
y al niño en su casa.
Ya viene la noche
ruin, con sus garras,
y el pájaro herido
nos deja una nana.
"Ya duermes mi cielo,
mi niño del alma,
tenemos heridas
profundas que sangran..."
Rafael Sánchez Ortega ©
13/03/23
Bonito poema, para esta noche, donde el sol ya se metio en la cama, y la luna salio por la ventana. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGracias Campirela.
EliminarUn abrazo.
poema intenso de una gran reflexión de la vida que al anochecer contine
ResponderEliminartodos los miedos, heridas por cicatrizar y el auxilio al dar,versos hivanando
sonoridad y un buen gusto entre las estrofas donde la serenidad brota calma,
un saludo Rafael y atentamente.jr.
Gracias por tu visita y comentario José Ramón.
EliminarUn saludo.
Uhm... con el sabor del romance. Me encanta lo bonito que siempre te queda.👏👏👏
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