Por un largo callejón
tus tacones resonaban,
y anunciaban la presencia
y el cantar de tus pisadas.
Paseabas muy tranquila
a buscar en la Atalaya,
los latidos que tu sangre
en el pecho reclamaba.
Calles largas, sinuosas,
con casonas muy ancianas,
de semblante entristecido
y muy sucias sus fachadas.
Esquivabas los fangales
que dejaban las cloacas,
y torcidos canalones
que hasta el suelo se bajaban.
Yo seguía tras tus pasos,
para ver donde paraban,
tus pisadas y paseo,
tempranero y de mañana.
Y pudiste sorprenderme
al bajar a la Cabaña,
tras cruzar el Carbonero
con la Ronda de la Plaza.
Sorteaste bien, las Huertas,
con perales y avellanas
arropadas por casonas
y por ojos vigiladas.
Y llegaste hasta la puerta.
de aquel puente de la Maza,
sin pagar ningún portazgo
ni empeñar una medalla.
Hoy recuerdo aquel instante
y sonrío en la distancia,
por seguirte con mis sueños,
y ofrecerte mis palabras.
Rafael Sánchez Ortega ©
29/05/24
Qué lindo poema, me recuerda los amores antaño, cuando el chico iba de tras de su enamorada calle abajo hasta perderla de vista cuando entraba a su casa.
ResponderEliminarBellos recuerdos puestos en letras. Un besote Rafael, feliz domingo.
Gracias Campirela.
EliminarUn abrazo y feliz comienzo de semana.
Es un hermoso poema,versos que muestran imagenes nitidas!.Abrazo!
ResponderEliminarGracias Menta.
EliminarAbrazo.
Me he visto por callejones adoquinados, persiguiendo, o anhelando a ese alguien.
ResponderEliminarMuy bello. Un abrazo fuerte, Rafael.
Gracias por tus palabras y comentarios Maripau.
EliminarAbrazo y feliz semana.
Muy bello ese paseo mañanero, que hoy se hace tiempo presente en tu mente y en tu corazón, Rafael...Tus versos alcanzan de nuevo sus pasos y escucha tus palabras...
ResponderEliminarMi abrazo y feliz semana, poeta.