Con paso lento
seguía en el camino
el fiel caballo.
Tras él un asno,
llevaba el mismo paso,
y cabizbajo.
La edad pesaba,
en esta caminata
que era muy larga.
Ambos, cansados,
llevaban como escolta
a muchas moscas.
Eran, el Rucio,
que nombra Sancho Panza
y el Rocinante.
Junto al molino,
citado, de la Mancha,
está El Quijote.
Nuestro Quijote,
galán y aventurero
y soñador.
Lleno de amores
por una Dulcinea,
hace locuras.
Y yo suspiro,
de nuevo al recordarle,
con mi "cordura".
Porque le imito,
quizás sin darme cuenta,
en la distancia.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/06/24
Bien por ese guiño al quijote.
ResponderEliminarUn abrazo, feliz viernes, Rafael.
Gracias Campirela
EliminarUn abrazo
¡¡Que bonito!!
ResponderEliminarRafael haces poema con todo tu arte y Cervantes agradecido.
Abrazo.
Gracias por tus palabras, María Rosa, eres muy generosa.
EliminarUn abrazo.
Si que eres un quijote, Rafael...Caminante, soñador y enamorado de tu dama...Sigue con tu espíritu errante y aventurero, amigo...Muy bello.
ResponderEliminarMi abrazo siempre, poeta.
Pero qué chulada entre rocines, moscas y locuras, precioso, jocoso y ameno.
ResponderEliminarUn abrazo enorme, querido Rafael.