Caracol que madrugas
y con gracia me alegras,
la pupila dormida
y que ahora despierta.
Me cautiva tu paso,
en el prado y la hierba,
y también, cuando inicias,
tu desliz en la piedra.
Tu figura se alarga
y va haciendo piruetas,
en el largo camino
sin cerrojos ni puertas.
Eres libre, sin dueño
y hasta llevas a cuestas
la casita preciada
en tu espalda traviesa.
Caracol que madrugas
yo persigo tus huellas,
por ventanas y porches
y en algunas macetas.
Aunque formas arrugas
en mi frente, en la huerta,
cuando veo mordiscos
en las plantas y fresas.
Pero yo te perdono,
caracol, sin melena,
porque das mil sonrisas
y no pides la cuenta.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/06/24
Dejemos que ese caracol nos alegre las mañanas, aunque muerda alguna que otra planta. Un besote, feliz domingo.
ResponderEliminarGracias Campirela.
EliminarUn abrazo.
Cuánta ternura emana este poema, Rafael. Dejas unas imágenes preñadas de sonrisas al leer.
ResponderEliminarMil besitos y feliz día ❤️
Gracias Auroratris.
EliminarUn abrazo y feliz semana.
Bellos poemas, los leo siempre por las redes. Tienen tanta magia, inocencia, ternura, niñez. Preciosos. Cariños.
ResponderEliminarGracias Luján.
EliminarAbrazos.
Y a paso lento va donde quiere.
ResponderEliminarBellos versos en honor al caracol.
Un abrazo y feliz comienzo de semana.
Gracias Carmen.
EliminarUn abrazo.
Tierno poema, le das una ternura al caracol que conmueve, aunque a veces el picaron me come las plantitas.
ResponderEliminarmariarosa
Gracias María Rosa.
EliminarUn abrazo y feliz semana.
A veces, somos caracoles, lentos cargados con la mochila de la vida...Pero el sol nos anima y las letras nos impulsan a renovarnos e ir escalando el misterio de los días...
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño, Rafael.
Cuánta ternura en tus versos! ❤
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