Dejabas la alcoba
con nota caliente,
aroma y perfumes
mezclados con nieve.
La nieve del sueño
llegando a la frente,
limpiando los ojos
de gnomos y duendes.
Y en ti, sonreían,
los labios, muy tenues,
dejando en la estancia
recuerdos perennes.
Vivimos el sueño
de forma impaciente,
volviendo al pasado
de forma muy breve.
Y así se callaron
las voces rebeldes,
nacidas del alma
y en forma valiente.
Supimos, de pronto,
dar vida a la muerte,
y así caminamos
por sendas y puentes.
Vivimos amando,
soñando por siempre,
ajenos al mundo
y a tantos cipreses.
Dormimos los miedos
y fuimos conscientes,
de ser esos niños
que tanto se quieren.
Yo sé cuánto amor,
con candor tu ofreces,
y por eso te doy,
corazón, lo que quieres. (**)
Rafael Sánchez Ortega ©
07/09/24
(**) Licencia.
Que bonito poema, más parece una historia de romance. Un abrazo, feliz tarde.
ResponderEliminarGracias Campirela.
EliminarUn abrazo.
Siempre es un gran placer poético pasar por su hermoso jardín...
ResponderEliminarHoy publiqué poesía en 'Convívio dos Poetas' A ver si te gusta...
Un abrazo, amigo.
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Siempre preciosas tus rimas. Incluida la licencia en la métrica. Hermoso broche final.
ResponderEliminarAmor, amor y amor.
ResponderEliminarPrecioso poema.
Abrazo, Rafael.