No me olvido de aquel beso,
que a través de la distancia,
me enviaste, de tus labios,
a los míos, sin palabras.
Y quedaron dos latidos
suspirando por las cartas
y las letras del poema
con sus rimas anunciadas.
Y soñamos como amantes
en el bosque de las hadas,
compartiendo nuestros sueños
por senderos y por playas.
Se miraron nuestros ojos
y apartamos telarañas,
para ver la luz vibrante
de pupilas muy lejanas.
Eran faros en la noche,
dos luciérnagas tempranas,
que buscaban en las sombras
a la luna con sus nanas.
Y aprendimos de los astros
que en el cielo, allí temblaban,
soportando el vil relente
de la noche así embozada.
Caminamos de la mano
por riberas y cañadas,
alejándonos de un mundo
de mentiras y falacias.
Y llegamos al amor
tras el beso y la esperanza
de sentir que tanto esfuerzo
merecía esta batalla.
"...No me olvido de aquel beso
que selló nuestra alianza,
yo sentí tu amor en él
y soñé que así te amaba..."
Rafael Sánchez Ortega ©
11/09/24
Bonito fin de semana, y que esas metáforas que nos dejas nos llenan el alma de alegría, asi, pues Rafael, un poema es una dosis diaria de bienestar. Abrazos.
ResponderEliminarEs como una medicina, Campirela.
EliminarUn abrazo.
Qué gran estrofa final. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Inma.
EliminarUn abrazo.
El ultimo siempre es el más importante. El poema fantástico. Un abrazo
ResponderEliminarTienes razón Ester.
EliminarUn abrazo.
Un bello poema con hermosas metáforas para soñar esa batalla, me encanto.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias por tus palabras y comentarios, María del Rosario.
EliminarUn abrazo.
Imposible olvidar un beso tan importante.
ResponderEliminarEl poema está lleno de sensaciones, me gustó.
Abrazo, Rafael.