Echo de menos tus manos
en esta noche sin luna,
como en el campo el aceite
busca dormir en la alcuza.
Pero tus dedos preciosos
son como eternas batutas,
saben sacar esa nota
donde las almas aún dudan.
Manos que van y que vienen
manos que no están caducas,
manos de paz y sosiego
para calmar la locura.
Manos que son como olas
tercas y un poco tozudas,
pero conservan la chispa
con su viveza y ternura.
Sigo buscando tus manos
para saciar a mi gula,
para que sean tus dedos
los que recojan la uva.
Los que desgranen las cepas
de mi parral una a una,
los que me ofrezcan el vino
con su sabor y mixtura.
Quiero tener a tus manos
en esta hora nocturna,
para que lleven mi cuerpo
hasta una nueva llanura.
Donde comienzan los campos,
donde dormita el nenúfar,
donde las manos y cuerpos
aman al fin, sin preguntas.
"...Echo de menos tus manos,
y esa mirada profunda,
la que me dejan tus ojos
con suavidad y frescura..."
Rafael Sánchez Ortega ©
14/04/12
Nostalgia pura de unas manos que sabían cumplir con las caricias en el amor. (Sus dedos se alargan también, Rafael?) ...
ResponderEliminarMuy bello y añorante del ser amado.
Hermoso para una noche, como ahora.
Abrazos,Rafael.
Gracias Martiza.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche,
Rafael
las manos son quienes seducen el cuerpo y acercan la pasión a límites indescriptibles
ResponderEliminarun abrazo en la mañana
¡Cuántas veces se escribe de las manos Arena...! Por algo será, ¿verdad?.
ResponderEliminarUn abrazo en la mañana,
Rafael