Hoy soy tan sólo soledad, quizás ni eso...
Un ciprés abandonado al borde del camino...
Una tierra muy sedienta que agoniza en primavera...
Unos ojos simplemente que desean tu caricia...
Pero soy también aquel que miraba tu ventana...
El niño enamorado que seguía tus pisadas en la arena...
El tierno colibrí que te cantaba en la mañana...
La gota de rocío que llegaba hasta tu frente...
Y soy el joven que arrancó tantos suspiros a tus labios...
El que hizo vibrar tu cuerpo y tus sentidos...
El que arrancó de ti la miel de la inocencia...
El que te dio el placer y el beso más sublime...
Más ahora soy tan sólo una veleta
que recoge los rumores de la brisa...
La voz de la campana enmudecida de la torre...
Las manos de un anciano que acarician el vacío...
La eterna soledad que me acompaña y que me abraza...
Rafael Sánchez Ortega ©
08/04/12
Como siempre se dice: más vale haber amado y perdido, que jamás haber amado.
ResponderEliminarCreo que nadie está absolutamente solo jamás. Gracias a Dios!
Besos en la noche, Rafael.
Gracias por tu comentario y tus palabras Martiza.
ResponderEliminarBesos en la noche,
Rafael
Que imagenes poeticas tan bellas.
ResponderEliminarTus palabras acarician mi alma.
Enhorabuena.
Gracias por tus palabras Irene.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche,
Rafael