Recojo las esquirlas del silencio
y busco entre las mismas las palabras,
los ecos de unas frases del pasado
que tengan los latidos de su alma.
Más sólo hay soledad en las esquinas,
las calles con su paz, abandonadas,
las casas con sus pórticos cerrados
anuncian que los cuerpos ya descansan.
Entonces yo reniego del silencio
y quiero que termine tanta farsa,
que vuelvan las sonrisas seductoras
a costa de mentiras y jaranas.
Se sufre amargamente en el silencio
y sufre el corazón que herido sangra,
acaso no distingue la victoria
en medio de oropeles y fanfarrias.
Por eso yo recojo las esquirlas
en forma de recuerdos y migajas,
lo hago en el silencio de la noche
tratando de no abrir nuevas ventanas.
No quiero molestar a los amigos
ni quiero que se apiaden de mis lágrimas,
amar es algo hermoso que se vive,
que brota sin saber porqué se ama.
Es algo que desborda los sentidos
e inunda de ilusión y de esperanzas,
las almas se transforman y suspiran,
y ansían a los cuerpos sin palabras.
Palabras que ahora busco en el silencio,
palabras con susurros añoradas,
palabras entregadas de unos labios
diciendo simplemente que me amaban.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/04/12
Qué largamente triste es en ocasiones la añoranza,no? Pareciera ser un tiempo sin fin. Al menos, uno siente que nunca va a acabar!
ResponderEliminarHermosamente triste la melancolía de tus versos, Rafael.
Abrazos.
Es un tiempo sin fin, efectivamente y es ahí entre la resaca de la nostalgia y la añoranza donde puede surgir la poesía, aunque sea una paradoja.
ResponderEliminarUn abrazo en la mañana,
Rafael
abre la ventana al atardecer, deja pasar la frescura de la brisa y siente en tu rostro el aroma del mar
ResponderEliminarun abrazo
Eso hago Arena y más hoy, que se puede disfrutar de la brisa y el aroma del mar.
ResponderEliminarUn abrazo en la tarde,
Rafael
Profundos sentimientos.La nostalgia de un amor perdido, que ha dejado un vacio llenado por el recuerdo...Sentido pero muy muy hermoso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por tu comentario y tu visita Irene. Los recuerdos siempre tratan de llenar los vacíos, y algunas veces inútilmente.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche,
Rafael