Necesito esta noche tu mirada
y también un poquito de cariño,
el cansancio me vence y me transforma
en un junco temblando por el frío.
Yo sé bien que mis manos necesitan
el calor de las tuyas y su alivio,
en el suave contacto de tus dedos
con la magia y el toque tan divino.
Porque tienes la gracia de las hadas
que penetra sin más en los sentidos,
y la calma que llega hasta las sienes
y le ofrece sus brazos como abrigo.
Es quizás, atrevido de mi parte,
acudir hasta ti con mi egoísmo,
y pedir que me atiendas en la noche
y que poses tus ojos en los míos.
Pero yo necesito tu mirada
para huir de las garras del abismo,
de ese pozo, profundo y misterioso,
que me arrastra y me lleva con sigilo.
Ya no puedo luchar contra quimeras
ni tampoco con falsos enemigos,
soy un hombre desnudo que camina
por la tierra sembrada de molinos.
No persigo, tampoco, Dulcineas
que conduzcan a falsos amoríos,
porque sólo me basta tu mirada
para ver en la misma que yo existo.
Es por ello que rezo en esta noche,
como antaño rezara siendo niño,
y lo hago pensando en una tarde
caminando y hablando junto al río.
Tú llevabas amor entre las alas,
y me diste a probar aquel hechizo
y quedé mariposa, entre tus brazos,
para siempre, embriagado y dormidito.
"...Necesito esta noche tu mirada
y leer las palabras que preciso,
que me amas y esperas mi presencia
como a ti, yo te busco y necesito..."
Rafael Sánchez Ortega ©
10/04/12
Un dulce petitorio, sin duda...
ResponderEliminarAbrazos en la noche, Rafael.
Sin duda Maritza.
ResponderEliminarUn abrazo en la noche,
Rafael