Es posible que no me recuerdes
pero soy peregrino en tu tierra,
yo llegué hace tiempo cansado
a pedir, por favor, en tu puerta.
Y me diste mil cosas en una
con tu tierna sonrisa sincera,
y aquel vaso de agua tan fría
refrescó mi garganta sedienta.
Pero tú, muchachita temprana
me invitaste también a la iglesia,
a ese templo tan bello y sagrado
donde rezan los fieles en ella.
Y acudí a conocer ese sitio
donde allí se consumen las velas,
donde rezan mayores y niños
y mujeres también las novenas.
Luego fui peregrino de nuevo
y partí por caminos y sendas,
con tu imagen grabada en el alma
adornada por lindas estrellas.
Y en romero, otra vez convertido,
caminé por cañadas diversas,
recorriendo los pueblos y campos
y durmiendo en pajares de aldeas.
Tú recuerdo viajaba conmigo
con la luna, la sombra y mis huellas,
un latido subía su tono
y la sangre cantaba en mis venas.
Deseaba volver a tu lado
contemplar tu figura de cerca,
preguntar a tus ojos su nombre
y a tus labios decir la respuesta.
Pero el tiempo pasó muy despacio
y no pude llegar a tu vera,
me perdí por extraños caminos
entre zarzas, bardales y glebas.
Y al final conseguí, con esfuerzo,
traspasar ardorosas barreras,
y aquí estoy, peregrino de nuevo,
con la vista clavada en tu puerta.
Y no sé si ahora debo llamarte,
ni si debo buscarte siquiera,
es posible que no me recuerdes
pues partí, peregrino y sin vuelta.
Rafael Sánchez Ortega ©
03/05/12
Pienso que no de habrá olvidado de ese peregrino al que un día amara. Espero que con ansias lo espere y con amor lo reciba.
ResponderEliminarSaludos
Gracias por tu visita y comentario TriniReina, un saludo en la tarde,
ResponderEliminarRafael