Mañana no esperes que venga
ni busques mis letras temblando,
me marcho esta noche sin prisas
y voy para un puerto lejano.
Un puerto sin mar ni gaviotas,
no existen en él ni los barcos,
un puerto de sueños y anhelos
que guarda suspiros robados.
Allí emprenderé mi camino
de nuevo, sin prisas, despacio,
la sal rozará mis cabellos
y el mar andará tras mis pasos.
No temas, ni llores mi marcha,
me voy con tu beso y abrazo,
los llevo conmigo en el pecho,
prendidos sin mas en un lazo.
Yo guardo susurros del aire,
palabras del río cansado,
crujidos del junco invisible,
silbidos del cuco en el árbol.
Yo guardo en el fondo del alma
la cara y el lindo retrato,
de aquella mozita traviesa
que un beso robó de mis labios.
Yo guardo los versos más lindos,
aquellos del cielo tan claro,
que vieron llegar mariposas
con manto de azul y topacio.
Por eso te digo sin miedo
no esperes mis versos en vano,
el tiempo de amar se ha cumplido
y ahora, sin prisas, me marcho.
Rafael Sánchez Ortega ©
06/05/12
Una tajante despedida, que arrastrará las emociones y los abrigos por los muelles,esperando los barcos asomar y por las calles oscuras, para que no noten las lágrimas caer...
ResponderEliminarAbrazos, Rafael.
Un abrazo en la noche Maritza,
ResponderEliminarRafael
Se marcha. Por mucho que el tiempo de amar se haya cumplido, siempre queda tocada el alma.
ResponderEliminarAbrazos
Dos de tus amores: el mar y la poesía, un buen equipaje para el camino. Un abrazo Rafael
ResponderEliminarArgumento que suele utilizarse mucho en poesía, TriniReina, porque así suele suceder, en la realidad.
ResponderEliminarUn abrazo en la tarde,
Rafael
Cierto Isabel, y bien lo sabes. Seguiré con ellos mientras pueda.
ResponderEliminarUn abrazo,
Rafael
una despedida musical y sin drama
ResponderEliminarel mar es siempre remanzo de poetas
abrazooo