He dejado la pluma
y he cerrado el cuaderno
para oír a las aves
en los nidos revueltos.
Unos nidos que armaron,
con paciencia y esmero,
en aleros vecinos
bajo tejas y huecos.
Y su canto precioso
yo no sé retenerlo,
ni tampoco contarlo
con mis letras y versos.
Es un algo sublime
que aprisiona mi cuerpo,
que me envuelve y embriaga
que me abraza sin verlos
Pero el canto continuo,
ese dulce gorjeo,
es la nota divina
que serena mis nervios.
¡Cuánto amor tan hermoso
hoy me dejan los vientos!,
¡cuánta nota preciosa
viene a mi, a mi pecho!
Yo he cerrado los ojos
y no sé lo que sueño,
voy perdido entre nubes
entre mares y cielos.
Va desnuda mi alma,
pero marcha sin miedo,
escuchando los cantos
de las aves que han vuelto.
Yo quisiera dormirme
entre arrullos y besos,
con la música excelsa
de los pájaros tiernos.
Yo quisiera ser niño
y volar junto a ellos,
y prendido en sus alas
musitar lo que siento.
"...Una linda ternura
que me llena por dentro,
mientras oigo a las aves
y con ellas me duermo..."
Rafael Sánchez Ortega ©
06/05/12
dulce el cántico que te hace dormir y soñar
ResponderEliminarun abrazo
...Producto de la primavera y de esas aves maravillosas Arena.
ResponderEliminarUn abrazo,
Rafael
Las aves tienen la capacidad de transportarnos al mundo de la infancia. Un abrazo Rafael.
ResponderEliminarEs algo encantador y difícilmente explicable con palabras.
ResponderEliminarUn abrazo pepi B,
Rafael