Me vas a perdonar que no te nombre
ni que rompa el silencio de tus huellas,
si acaso un pestañeo imperceptible
que muestren tus ojitos de canela.
No quiero profanar con mis pisadas
las tuyas que has dejado por las sendas,
quizás cuando buscabas tu destino
por puertos, por calzadas y callejas.
Si acaso me contento con tenerte
cercana, en el paisaje que despierta,
pensando que llegaste con tus pasos
al nuevo despertar que tanto anhelas.
Me quedo con tu voz y tu recuerdo,
la cara juvenil y tan traviesa,
los labios florecientes que temblaban
leyendo y recitando mis poemas.
Me quedo con los besos que me diste
y aquellos que cruzamos con frecuencia,
el timbre enamorado de tu risa
haciendo que la mía floreciera.
Es fácil refugiarse en el silencio
y triste renunciar a tu presencia,
más tuve que tomar esa salida
y sabes los motivos que ocurriera.
No quiere el corazón culpar a nadie,
la culpa está en la vida y se presenta,
si acaso me reprocho no decirte
la causa original de aquella queja.
La queja que debía transmitirte
debía el corazón a ti, ofrecerla,
tratar de compartirla con tu pecho
luchar con la razón, no con la fuerza.
Pero mejor dejar tanto pasado,
refugio melancólico de penas,
debemos suspirar por los claveles
y lirios de la nueva primavera.
Debemos proseguir nuestros caminos
buscando por las noches las estrellas,
sin duda, recordando con nostalgia,
los besos y caricias a su vera.
"...Me vas a perdonar que no te nombre,
no quiero que me invada la tristeza,
si acaso que retorne a mi mirada
tus ojos tan hermosos de canela..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/06/12
Una historia triste, pero siempre hay que quedarse con los buenos momentos que te ha dejado esa persona aunque los caminos ahora sean diferentes.
ResponderEliminarAbrazos...
Precioso, Rafaél, querer y no querer, pero el recuerdo ahí está métido hasta el tuétano como bien lo expresas en este bello y bien formado porma.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartirlo, que tengas un feliz fin de semana.
Leonor
Rafael,duele la palabra cuando lucha con la mente ,que no entiende el porqué y el corazón que no acepta el destino...Duele la palabra y se esconde,sin querer nombrar el nombre,que es herida y clama por salir,por curarse y ser amor y ser la vida.
ResponderEliminarNo obstante,la esperanza nos salva y llega con la luz,dejando todos los días un regalo en la ventana.
Mi gratitud y mi abrazo grande,poeta.
FELIZ FIN DE SEMANA.
M.Jesús
Como bien dices pepa Perez siempre debemos quedarnos con los buenos momentos, los otros no merecen la pena.
ResponderEliminarUn abrazo en la mañana.
Gracias Leonor por tu visita y comentario. También un abrazo y un feliz fin de semana para ti.
ResponderEliminar¡Ay M. Jesús, qué decirte que quizás no sepas ya...!
ResponderEliminarMiremos a la vida y a ese rayo de esperanza, miremos a los cielos y veamos más allá de las estrellas, miremos a las almas y veamos en las mismas la inocencia de la infancia, "miremos a esa luz que cada día nos regala la ventana..."
Un abrazo y que tengas una feliz semana.
No hace falta que la nombres, cuando en tu corazón ella existe y dentro de ti la llamas "Amor".
ResponderEliminarMuy emotivas letras!
Besos de mariposa.
Todos tenemos dentro de nuestro corazón un nombre, una figura, un sueño... Y hablamos con él y hasta le hacemos cómplice de nuestras fantasías, ¿no crees?.
ResponderEliminarBesos para ti Diana.