Dame tu mano en la noche,
deja que toque tus dedos,
y que las sombras confundan
todo el recelo que siento.
Porque quisiera escribirte
letra tras letra unos versos,
en un poema sin fecha
y que desnude mi pecho.
Como señal y promesa
pido tu mano y la beso,
miro tus ojos temblando
y en su mirada me duermo.
Cantan sin más las cigarras
y nos ofrecen sus duetos,
en las canciones que tienen
tiernas de amor y deseo.
Dame tu mano en la noche,
deja que roce tu seno,
para que sienta la blusa
el palpitar de mis dedos.
Es una suave caricia
como de brisa o de viento,
mientras arranca una nota
del corazón que yo quiero.
Porque tu mano en mi mano
nota el candor de algo nuevo,
en ese cruce y descruce
de nuestros dedos inquietos.
Quiero sentir el susurro
donde mi nombre es el centro,
para saber que me amas
y que tu amor es sincero.
Dame tu mano en la noche,
deja que sueñe despierto,
mientras arriba la luna
busca en el mar su reflejo.
Y en esa luna de plata
seguro que buscaremos,
toda la luz y alegría,
para saciar los desvelos.
Para sentir el abrazo,
el beso fiel y tan tierno,
que nuestros labios precisan
y que requieren al tiempo.
Así seremos felices
hasta el final del invierno,
sin ocuparnos de nada,
más que de amar y querernos.
"...Dame mi niña tu mano,
deja que tome tus dedos,
para que en ellos dibuje
todo el amor que yo siento..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/06/12
deja que toque tus dedos,
y que las sombras confundan
todo el recelo que siento.
Porque quisiera escribirte
letra tras letra unos versos,
en un poema sin fecha
y que desnude mi pecho.
Como señal y promesa
pido tu mano y la beso,
miro tus ojos temblando
y en su mirada me duermo.
Cantan sin más las cigarras
y nos ofrecen sus duetos,
en las canciones que tienen
tiernas de amor y deseo.
Dame tu mano en la noche,
deja que roce tu seno,
para que sienta la blusa
el palpitar de mis dedos.
Es una suave caricia
como de brisa o de viento,
mientras arranca una nota
del corazón que yo quiero.
Porque tu mano en mi mano
nota el candor de algo nuevo,
en ese cruce y descruce
de nuestros dedos inquietos.
Quiero sentir el susurro
donde mi nombre es el centro,
para saber que me amas
y que tu amor es sincero.
Dame tu mano en la noche,
deja que sueñe despierto,
mientras arriba la luna
busca en el mar su reflejo.
Y en esa luna de plata
seguro que buscaremos,
toda la luz y alegría,
para saciar los desvelos.
Para sentir el abrazo,
el beso fiel y tan tierno,
que nuestros labios precisan
y que requieren al tiempo.
Así seremos felices
hasta el final del invierno,
sin ocuparnos de nada,
más que de amar y querernos.
"...Dame mi niña tu mano,
deja que tome tus dedos,
para que en ellos dibuje
todo el amor que yo siento..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/06/12
¡Cuántas veces lo que nos dan no es lo que queremos! Sólo una mano pide el poeta, que le deje soñar despierto; sólo una caricia que le haga arrancar una nota al corazón, que es la música que sus sentidos quieren percibir...
ResponderEliminarNo pide mucho y lo pide todo, pues el amor que se entregue debe de ser sincero. ¿O quizás no pide más que su mano porque a través de ella se obrará el milagro?
Un abrazo nocturno, Rafael.
Sería difícil no darte la mano, con todo lo que ofreces. Me ha encantado, es muy hermoso lo que dices. Abrazos Rafael y buen fin de semana.
ResponderEliminarTú sabes la respuesta Mafalda, quizás has encontrado el significado de mis letras en este poema.
ResponderEliminarUn abrazo en la tarde.
Si camináramos unidos de la mano, quizás el mundo y la vida, sería un poquito mejor, ó tal vez nosotros mismos disfrutaríamos de la alegría y una sonrisa en los labios, ¿no crees Pepa?...
ResponderEliminarUn abrazo y feliz fin de semana.
De mi parte, yo te ofrezco mi alita de mariposa, para cuando quieras acompañarme en la travesía de mis sueños.
ResponderEliminarBesos de mariposa, Rafael!
Me subiré a esa "alita de mariposa" para recorrer los campos y plasmarlos en mis letras.
ResponderEliminarBesos para ti en la tarde. Diana.