II
Una mano lo atrapa y acaricia,
y los dedos recorren sus sentidos,
hay en ellos un tanto de pericia
arrancando suspiros contenidos.
La otra mano lo mira sin codicia
y en el aire dibuja mil sonidos,
es quizás esa nota con malicia
rescatando del pecho los laltidos.
Pero sigue la voz encandilada
susurrando palabras y mensajes.
Es la voz tan hermosa y adorada
que estremece cual brisas y masajes.
Y es la oreja paciente y resignada
quien aguanta resacas y oleajes.
Una mano lo atrapa y acaricia,
y los dedos recorren sus sentidos,
hay en ellos un tanto de pericia
arrancando suspiros contenidos.
La otra mano lo mira sin codicia
y en el aire dibuja mil sonidos,
es quizás esa nota con malicia
rescatando del pecho los laltidos.
Pero sigue la voz encandilada
susurrando palabras y mensajes.
Es la voz tan hermosa y adorada
que estremece cual brisas y masajes.
Y es la oreja paciente y resignada
quien aguanta resacas y oleajes.
Rafael Sánchez Ortega ©
11/11/12
Yo me imagino a aquellos primeros usuarios del teléfono.Para ellos debíó de ser como un milagro el oír a alguien a cientos de kilómetros.
ResponderEliminarHoy día es tal su presencia entre nosotros que se ha convertido en un capricho,aunque siga siendo necesario.
Otro buen soneto.
Saludos.
Esa mano que lo coge, quiza esperando aquella voz que tanto necesita al otro lado. Besos
ResponderEliminarSí, Jerónimo, yo también miré atrás y vi esas escenas que dices. Tuve que ser muy interesante, igual que dentro de unos años harán nuestros semejantes con las que ahora vivimos.
ResponderEliminarCreo, como tú, en esa doble faceta de capricho y necesidad del teléfono.
Un abrazo.
¿Cuántas veces habrá ocurrido así, Alicia?, ¿a lo mejor entre nosotros?... ¡Quién sabe...!
ResponderEliminarBesos en la noche.
Los milagros de la técnica...nos sorprenderán siempre.El hombre es un "pequeño Dios",que sigue creando y recreando la vida...
ResponderEliminarMuy buena reflexión,que nos hace conscientes de ese momento mágico y vital,que es la comunicación,amigo.
Mi abrazo y buen día,Rafael.
M.Jesús
Sí, M.Jesús, los "milagros de la técnica". Como bien dices el hombre es un pequeño Dios, pero sujeto a los vaivenes y temporales de la vida y que sacuden su alma día a día.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día querida amiga.