Escuchabas la música sin nombre
que emitían el mar y las estrellas,
un conjunto de notas y suspiros
que dejaban la paz en las arenas.
Todo el miedo sentido desde antaño
se quedaba en recuerdos y en estelas,
en fugaces retales de momentos
que dormían tapados con mil penas.
Era un tiempo vivido entre las sombras,
una vida gritando que se fuera,
una negra rapsodia Wagneriana
que rugía perdida en una orquesta.
Pero tú la sentías muy adentro,
en la nada sensible que te besa,
en la eterna vorágine del sueño
con resacas, salitres y mareas.
Y temblaba tu cuerpo estremecido
y pedías huir de aquella estepa,
donde el alma dormía en un letargo
embriagada de lirios y violetas.
Mas tu grito cruzaba el horizonte
y llegaba, apagado, hasta otras tierras,
donde el roble y el haya son constantes
y el blasón del que sueña y del que espera.
Y aquí fue, en el verde de estos mares,
donde tú recobraste la conciencia,
con la sangre, de nuevo, acelerada,
transmitiendo la vida por tus venas.
Y fue aquí que sentiste los susurros,
la mirada callada e indiscreta,
el abrazo sublime de los dioses
y aquel beso a tus labios, ¡cenicienta!...
"...Perseguías un mundo sin sentido,
un afán de alharacas y promesas,
y escuchaste una música sin nombre
que llegaba del mar y las estrellas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
11/10/13
que emitían el mar y las estrellas,
un conjunto de notas y suspiros
que dejaban la paz en las arenas.
Todo el miedo sentido desde antaño
se quedaba en recuerdos y en estelas,
en fugaces retales de momentos
que dormían tapados con mil penas.
Era un tiempo vivido entre las sombras,
una vida gritando que se fuera,
una negra rapsodia Wagneriana
que rugía perdida en una orquesta.
Pero tú la sentías muy adentro,
en la nada sensible que te besa,
en la eterna vorágine del sueño
con resacas, salitres y mareas.
Y temblaba tu cuerpo estremecido
y pedías huir de aquella estepa,
donde el alma dormía en un letargo
embriagada de lirios y violetas.
Mas tu grito cruzaba el horizonte
y llegaba, apagado, hasta otras tierras,
donde el roble y el haya son constantes
y el blasón del que sueña y del que espera.
Y aquí fue, en el verde de estos mares,
donde tú recobraste la conciencia,
con la sangre, de nuevo, acelerada,
transmitiendo la vida por tus venas.
Y fue aquí que sentiste los susurros,
la mirada callada e indiscreta,
el abrazo sublime de los dioses
y aquel beso a tus labios, ¡cenicienta!...
"...Perseguías un mundo sin sentido,
un afán de alharacas y promesas,
y escuchaste una música sin nombre
que llegaba del mar y las estrellas..."
Rafael Sánchez Ortega ©
11/10/13
a veces la música tiene el nombre de quien la siente
ResponderEliminarcon los matices con que el corazón colorea
abrazos
Coincido con la apreciación de tu comentario Ely.
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa música que se siente como recuerdo, resaca, estela, salitres y mareas, me dejo muy conmovida.
ResponderEliminarUn abrazo Rafael
Gracias por tu comentario Natalia.
EliminarUn abrazo.
La música sin nombre lleva tu esencia, la siente porque previo la has inspirado, encantadoramente romántico, como siempre Rafael.
ResponderEliminarBesos
Gracias por ver así mis versos Ame.
EliminarUn beso y feliz día.
mmm, no estoy segura si sabes como funciona el blog Insomnia, hay una pequeña explicación justo sobre los comentarios, bien, ese blog en su mayoría lleva fragmentos de comentarios dejados, tanto en Ame, como en el mismo Insomnia, a mi me encantó tu comentario y lo he puesto en una actualización, te dejo el enlace y Rafael, gracias por permanecer cerca.
ResponderEliminarMás besos, te cuidas
http://midulcedesafio.blogspot.mx/2013/10/entre-mis-brazos.html
Bueno Ame, ahora ya sé como funciona el Blog de Insomnia gracias a tu comentario. Sigo agradeciendo tu deferencia y el que te gustaran mis letras.
EliminarMás besos para ti.
La música nos sacude con todo un vendaval de emociones, sus notas, palabras adormecidas...
ResponderEliminarUn abrazo
La música puede hacer de bálsamo y de abrazo a la vez, Juan.
EliminarUn saludo y feliz día.
Hermoso momento magico, Rafael, liberador.
ResponderEliminarSaludos y buen fin de semana.
Gracias Beatriz.
EliminarUn abrazo y feliz fin de semana también para ti.
¿No te han entrado alguna vez ganas de bailar y no lo podías hacer en el lugar que te encontrabas, pero por dentro tu cuerpo y todos tus sentidos se emborachaban de música recordando algún momento especial...?
ResponderEliminarPues eso demuestra la fuerza que la música puede tener
Feliz fin de semana, Rafael
Momentos así hemos pasado todos Fina, seguro...
EliminarUn abrazo y feliz fin de semana.
Hermoso poema, con la música de fondo que viene del mar y las estrellas.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafael.
Gracias María, por escuchar esa música.
EliminarUn abrazo en la noche.
Tu poema es pura música, Rafael...y quiere ser anónima, pero tiene un nombre claro y rotundo...Preciosos versos, que nos llegan al alma.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo madrileño.
M.Jesús
Me alegra de que así veas mis versos M.Jesús.
EliminarUn abrazo desde Cantabria.