Ha llegado, de nuevo, la lluvia
a mojar, sin querer, los cristales,
a dejarnos las gotas divinas
con caricias y besos muy suaves.
Buscaré por la noche, en tus ojos,
esa música azul de los ángeles,
y a la vez cerraré mis pupilas
para ir a soñar sin saudades.
Yo no quiero recuerdos extraños
ni caricias prestadas de nadie,
solo quiero mi niña tus labios
y esos besos robados al aire.
Porque quiero tus labios de seda,
los suspiros del pecho que arde,
la sonrisa que asoma a tu boca
y el temblor de tu pecho admirable.
Ha llegado, de nuevo, la lluvia
a calmar el ardor de mi sangre,
a cubrir de frescura las almas
que susurran, despiertan y nacen.
Porque el agua que baja del cielo,
de esa nube tan gris y tan grande,
es aquella que mandan los dioses
como un llanto sutil para el hambre.
Se consuelan así, corazones,
y también muchos pechos cobardes,
pero calman la sed de la tierra
y del niño sediento en la calle.
Porque el niño no sabe de amores,
y tampoco de extraños romances,
solo sabe mirar a los ojos
y buscar otros ojos que hablen.
Que le digan que sí, que la lluvia,
ha empapado al cometa gigante,
con su abrazo gentil de los sueños
en un tierno rincón, con los ángeles.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/11/14
a mojar, sin querer, los cristales,
a dejarnos las gotas divinas
con caricias y besos muy suaves.
Buscaré por la noche, en tus ojos,
esa música azul de los ángeles,
y a la vez cerraré mis pupilas
para ir a soñar sin saudades.
Yo no quiero recuerdos extraños
ni caricias prestadas de nadie,
solo quiero mi niña tus labios
y esos besos robados al aire.
Porque quiero tus labios de seda,
los suspiros del pecho que arde,
la sonrisa que asoma a tu boca
y el temblor de tu pecho admirable.
Ha llegado, de nuevo, la lluvia
a calmar el ardor de mi sangre,
a cubrir de frescura las almas
que susurran, despiertan y nacen.
Porque el agua que baja del cielo,
de esa nube tan gris y tan grande,
es aquella que mandan los dioses
como un llanto sutil para el hambre.
Se consuelan así, corazones,
y también muchos pechos cobardes,
pero calman la sed de la tierra
y del niño sediento en la calle.
Porque el niño no sabe de amores,
y tampoco de extraños romances,
solo sabe mirar a los ojos
y buscar otros ojos que hablen.
Que le digan que sí, que la lluvia,
ha empapado al cometa gigante,
con su abrazo gentil de los sueños
en un tierno rincón, con los ángeles.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/11/14
Y de nuevo, llegó la lluvia, en el otoño de nuestras miradas.
ResponderEliminarUn beso.
Un saludo lluvioso de otoño Rafael.
ResponderEliminarMavi
Un saludo también para ti Mavi.
EliminarGracias por tus comentarios
ResponderEliminarUn saludo de otoño lluvioso Rafael.
Mavi
Gracias a ti Mavi.
EliminarUn saludo.
Bendita lluvia es esa.
ResponderEliminarQue venga.
Besos
Que venga pero sin pasarse Carmen. (Sonrío...)
EliminarBesos.
Si Rafael ...es otoño y mal tiempo ...
ResponderEliminarTus versos no dejan de ser bellos...
un abrazo
Marina
Como bien dices Marina, "es otoño"
EliminarUn abrazo.
No hay duda de que la lluvia inspira hermosos versos a la vez que limpia el aire y trae la dicha para todas las criaturas de la tierra.
ResponderEliminarSe merece un bello canto como el tuyo.
Un abrazo
Gracias por tus palabras Joaquín.
EliminarUn abrazo.
Maravilloso rincón el de tu blog, enhorabuena Besos.
ResponderEliminarGracias Amapola.
EliminarBesos.
Haces que la lluvia (que no me gusta mucho) sea preciosa en tus versos
ResponderEliminarQué bonito es encontrar todas esas cosas en la mirada de quien se ama…
Cuando se ama de verdad, no se necesita nadie más… El amado lo llena todo
Muy bello poema. Muchos besos
Gracias por tus palabras Sakkarah.
EliminarUn beso.
La tan esperada y beneficiosa lluvia que hace que inspire cosas tan bellas a los poetas como tu.
ResponderEliminarAbrazos y mis felicitaciones por tu buen hacer.
Abrazos
Gracias por tu comentario Julia.
EliminarAbrazos y feliz día.
y la lluvia llega y el sentimiento aflora...
ResponderEliminarque romantico Rafael
Besitos y feliz dia
Cierto Cora, así es.
EliminarBestos en una tarde lluviosa.
Gracias Rafael por tu visita y tu comentario a mi blog ...si amigo ...las rosas que a veces recibimos llevan escondidas espinas que llegan al corazón...quizas soy fragil pero asi lo veo ...
ResponderEliminarAbrazos
Es tu manera de ser Marina.
EliminarUn abrazo y linda tarde.
Hola paso de visita por tu blog me gusta que bien escribes que envidia (sana) precioso y un placer leerte. Saludos
ResponderEliminarPues gracias por tu visita y comentario NaNy. Siempre tendrás la puerta abierta.
EliminarUn saludo.
y yo me quedo
ResponderEliminarsolo ahí se consuelan corazones
abrazos
Es cierto Ely.
EliminarAbrazos.
En B. Aires hace cinco días que llueve sin parar y por más que lo intento , no me inspira poesía. Bello tu poema Rafael.
ResponderEliminarmariarosa
A veces pasa eso María Rosa.
EliminarUn abrazo.
Como una lluvia dulce y fresca son tus versos para el corazón.
ResponderEliminarprecioso poema.
Un beso
Gracias por verlos así maduixeta.
EliminarUn beso.
Rafael, el sentirse empapado por la lluvia hace plasmar una frescura otoñal pero siempre con esa melodía tan llena de dulzura te ha quedado precioso, un abrazote desde mi brillo del mar
ResponderEliminarGracias por tus palabras Bea.
EliminarUn abrazo desde el cantábrico.
Si, llego la lluvia...Y se renueva el ambiente y también el alma...Los versos salen limpios y relucientes, Rafael...Mi gratitud y mi abrazo siempre.
ResponderEliminarM.Jesús
Esperemos que salgan limpios y claros M. Jesús.
EliminarUn abrazo y feliz día.