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sábado, 22 de noviembre de 2014
RECUERDO QUE HACE TIEMPO...
Recuerdo, que hace tiempo,
yo pude disfrutar de un viejo acordeón,
que con su música, y la paz, tan relajante,
que emitía, me embriagaba.
La música sonaba en el pasillo y el andén
que llevaba a la parada de los metros,
y lo hacía con pasión y sin descanso,
dejando melodías quinceañeras
y un dulce bamboleo de la mente
en la distancia.
De pronto distinguí, porque escuché,
que otro violín le acompañaba
dejando suaves notas en el aire
que llegaban al oído.
Era un dúo incomparable el que formaban
y trazaban en la mente y en los sueños,
con relieves y arabescos,
de una música sin nombre,
los perfectos instrumentos,
y unas manos que arrancaban de los mismos
mil suspiros y gemidos, entregándome sus sueños
y caricias.
No podía resistirme a tanto encanto
y temblaron mis pupilas complacidas.
Soñé con pajaritas de cristal
que creaban unas manos inocentes,
con preciosas mariposas de colores
que volaban sin descanso por mi vientre,
con las rimas y gorriones de la infancia
que escapaban de unos versos y un poema,
con resacas de una playa solitaria
que aguantaba los envites de las olas muy furiosas,
con las fuentes cantarinas de la aldea
que tomaban, sin descanso, unas lágrimas del cielo,
con el bosque solitario de los robles
y los elfos y las hadas que pisaban sus alfombras tan doradas,
con el tierno amanecer de las mañanas en el monte
y ese manto de rocío que cubría las praderas,
con la nieve que adornaba los tejados
y la forma caprichosa de la luz y del carámbano de hielo,
con la mano que pedía una limosna
en la puerta de una iglesia,
con el barco que rompía el horizonte
y lo hacía estremecerse en un segundo,
con el beso que se daban las estrellas
mientras yo las contemplaba con envidia,
con el junco tembloroso de la orilla
que vibraba como un niño abandonado,
con las olas que llegaban a la playa
y que, en ella, se estiraban y dormían,
con la calma y el susurro de la tierra
y el silencio sepulcral del campo santo,
con tus ojos y mis ojos que miraban a lo lejos
y buscaban ese mundo de ilusión y de utopía,
con tus manos y mis manos que se hacían mil novillos
y trazaban lo imposible,
con tus labios y mis labios, temblorosos e impacientes,
que jugaban a ser niños,
con tu abrazo y con mi abrazo, irreverente y tan nervioso,
siempre lleno de pasión y sentimientos
que querían ser eternos...
Y te amé, mi corazón, amé a ese mar
y a su tic-tac,
a ese latir apresurado que venía con las olas y resacas,
a ese mundo de emociones contrapuestas,
a ese encanto tan sublime de una música olvidada
y perdida en los andenes y pasillos.
Y perdí, sin darme cuenta, aquel vagón
del viejo metro que debía trasladarme
a la rutina del trabajo y de mi vida
para ir hasta tus brazos.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/11/14
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El amor queda grabado en los pensamientos y nos hacen de nuevo volar.
ResponderEliminarUn beso Rafael buenas noches
Es cierto lo que dices Slave.
EliminarUn beso y buenas noches.
Me parece tan hermoso lo que has escrito
ResponderEliminarAbrazos
Gracias por verlo así Gla.
EliminarAbrazos.
La magia de la música acompañando al amor...
ResponderEliminarBesos
Gracias por tu apreciación Carmen.
EliminarBesos.
Lo que vivimos en la infancia es lo que mas nos recuerda la vida,no se olvida nada...tus versos Rafael nos recuerda infancia... juventud ...primer amor y los amores que nos suelen dejar huella.
ResponderEliminarfeliz domingo
un abrazo
Marina
Quizás, porque en el fondo, todos, deseamos seguir siendo niños Marina, ¿no crees?
EliminarUn abrazo y feliz domingo.
Rafael uffff lo que lograla música en ti resulta viajaste a tierras encantadas, al mar al mundo de hadas mientras la melodía penetraba en tu alma y en tu piel y tus mirada perdida en ese oscuro anden a la espera del metro cómo en segundos puedes viajar a sitios tan hermosos y tan mágicos precioso texto que me atrapó hasta su final precioso!! feliz domingo , un abrazote grande desde mi brillo del mar
ResponderEliminarMe alegra de que así haya sido Bea y que disfrutaras con mis letras.
EliminarUn abrazo desde el cantábrico.
Una música evocando recuerdos, vivencias, experiencias.... vividas o imaginadas.
ResponderEliminarPrecioso
un beso
Cierto maduixeta, esa fue mi intención. Gracias por tu comentario.
EliminarUn beso.
entre el estar y el ir
ResponderEliminara veces se nos pasa el tren
y nos quedamos rumiando recuerdos viejos
tan viejos como los sueños que una vez nos alimentaron
abrazos y buena semana Rafael
Suele pasarnos a todos Ely, quizás por eso sonrío con tu comentario.
EliminarUn abrazo y feliz domingo.
Precioso la forma en que haces que nos traslademos al pasado.
ResponderEliminarbesos.
Gracias por tu visita y comentario Undestinocontigo.
EliminarBesos.
Revivimos lo impregnado en la retina para trasladarnos a momentos que custodiamos hasta el punto de ser mutuamente complices.saludos
ResponderEliminarTotamente de acuerdo AtHeNeA.
EliminarUn saludo.
Todos deberíamos perder el metro unas cuantas veces en nuestras vidas.
ResponderEliminarPienso como tú, Pedro, siempre que no fuera grave y vital esa pérdida.
EliminarUn abrazo.