Yacía de costado,
tumbada por la arena,
los restos de una nave
que un día fue trainera.
Un cabo sustentaba
el sueño de la niebla,
y el grito del marino
ahogado en sus cuadernas.
La playa silenciosa
no sabe de estas penas,
ni sabe de susurros
con restos de leyendas.
Quizás tiene el salitre
que dejan las mareas,
quizás viejas canciones
dejadas por sirenas.
Los restos de la nave
pedían hoy clemencia,
quizás una mirada
y un verso en un poema.
Quizás un horizonte
lejano y ya sin huellas,
sin sombras y sin brisas
ni vientos de galernas.
Quizás solo el nordeste
que llega y bambolea,
las algas en la orilla
y el junco en la ribera.
Resquicios, y un pasado,
de imágenes inciertas,
marinos navegando
y esposas en la espera.
Las tablas que yo he visto
formaban esta escena,
con tétrico balance
del hombre y de la pesca.
Fragmentos y recuerdos
del niño que un día fuera,
con muchas sensaciones
vividas que me quedan.
Llamadas en la noche
gritando, puerta a puerta,
el nombre del marino
y el "¡ale!", por respuesta.
Es algo que pervive
y el alma lo recuerda,
fue parte de una vida
que anclada está en la tierra.
El muelle y la Cabaña,
el puerto y la Barquera,
quedaron, para siempre,
grabados a conciencia.
Por eso en esta hora
me vuelvo a la trainera,
la miro allí, en su lecho,
y busco a las estrellas.
¡Oh, nave primorosa
que fuiste tan señera,
doncella de los mares
con proa principesca!
Descansa aquí, en mi puerto,
y olvida ya tus penas,
mis versos hoy te arrullan
y ofrecen un poema.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/11/14
tumbada por la arena,
los restos de una nave
que un día fue trainera.
Un cabo sustentaba
el sueño de la niebla,
y el grito del marino
ahogado en sus cuadernas.
La playa silenciosa
no sabe de estas penas,
ni sabe de susurros
con restos de leyendas.
Quizás tiene el salitre
que dejan las mareas,
quizás viejas canciones
dejadas por sirenas.
Los restos de la nave
pedían hoy clemencia,
quizás una mirada
y un verso en un poema.
Quizás un horizonte
lejano y ya sin huellas,
sin sombras y sin brisas
ni vientos de galernas.
Quizás solo el nordeste
que llega y bambolea,
las algas en la orilla
y el junco en la ribera.
Resquicios, y un pasado,
de imágenes inciertas,
marinos navegando
y esposas en la espera.
Las tablas que yo he visto
formaban esta escena,
con tétrico balance
del hombre y de la pesca.
Fragmentos y recuerdos
del niño que un día fuera,
con muchas sensaciones
vividas que me quedan.
Llamadas en la noche
gritando, puerta a puerta,
el nombre del marino
y el "¡ale!", por respuesta.
Es algo que pervive
y el alma lo recuerda,
fue parte de una vida
que anclada está en la tierra.
El muelle y la Cabaña,
el puerto y la Barquera,
quedaron, para siempre,
grabados a conciencia.
Por eso en esta hora
me vuelvo a la trainera,
la miro allí, en su lecho,
y busco a las estrellas.
¡Oh, nave primorosa
que fuiste tan señera,
doncella de los mares
con proa principesca!
Descansa aquí, en mi puerto,
y olvida ya tus penas,
mis versos hoy te arrullan
y ofrecen un poema.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/11/14
bonito homenaje
ResponderEliminarhay tantas naves señeras encalladas en sus remansos
abrazo
Cierto Ely, así es.
EliminarUn abrazo.
Bonito recuerdo para una trainera varada en el olvido,
ResponderEliminarbella imagen.
Abrazos
Me alegro de que te gusten estos versos Esencia.
EliminarAbrazos.
Lindo arrullo te ha salido.
ResponderEliminarSsshhhhh todos a dormir
Besos
Sonrío Carmen, y sí, "todos a dormir"
EliminarBesos.
Tus versos hoy son tristes ..quizas mi nombre lo resiente mas
ResponderEliminarFeliz dia Rafael.
mis abrazos
Marina
Simplemente trato de describir una escena muy frecuente en los puertos de mar Marina.
EliminarUn abrazo y feliz semana.
una preciosidad de poema.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias por verlo así maduixeta.
EliminarUn abrazo.
Cuantos recuerdos se quedaron en el mar
ResponderEliminarBesitos y feliz dia
Sí, Cora, así es.
EliminarBesitos y feliz día.
...gracias mi querido amigo por tus palabras cariñosas en tu comentario
ResponderEliminarUn placer recibirte-
Abrazos
Marina
Gracias a ti siempre Marina.
EliminarAbrazos.
Muy bonito el poema, que suerte poder escribir así.
ResponderEliminarSaludos
Mariaisabel
Gracias por tu comentario Mariaisabel, pero estoy seguro de que tú también lo puedes hacer, como todo el mundo.
EliminarUn saludo.
uuff un poco triste la verdad pos si me trajiste recuerdos de cuantas lanchas y peñeros alli abandanado al lado del muelle y a lo mejor estan cargados de historias , pero bueno tu poema amigo como siempre precioso, un abrazo fuerte desde mi brillo del mar
ResponderEliminarGracias por tu comentario Bea.
EliminarUn abrazo en la noche.
Muy hermoso este poema del mar...
ResponderEliminarMontón de besos
Gracias Sakkarah.
EliminarUn beso.
Un deleite leerte, precioso el poema, Rafael, como todos, pero claro, esto es normal en ti, aunque cada vez que te leo me asombras más.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tú también nos deleitas con tus versos Carmen.
EliminarUn abrazo.