lunes, 10 de noviembre de 2014

ME EXTRAÑA QUE LAS OLAS...


Me extraña que las olas no sigan sus dictados,
se muestren temerosas, vencidas bajo el manto
de un cielo azul celeste que ofrece mil abrazos;
desnudas y con miedo, las olas de que hablo,
ya van contra las rocas, rompiendo sin descanso.

Parecen mariposas que vuelan paso a paso,
marchando sin destino, a puertos nada claros,
su paso balbuceante, asombra al más cuitado,
que mira como pasan las olas de este cuadro,
imágenes sagradas de mares olvidados,
de playas misteriosas y tardes con ocasos,
suspiros que destilan las brisas y los faros,
nordestes de otros tiempos rozando los costados.

Parecen marionetas que muevan muchas manos,
galernas incipientes, preludios de un verano,
dormidas margaritas, que yacen por los prados.
Yo miro y las contemplo oculto bajo un árbol,
un pino silencioso, me presta su regazo,
y allí, bajo su sombra, las miro con descaro,
las miro y las remiro, desnudas avanzando,
sus rizos cantarinos espumas van dejando,
jirones de la niebla, que ofrecen mil retratos,
colinas sinuosas, que avanzan boca abajo,
perfiles y relieves de mares y de barcos.

Yo sueño en esta tarde y miro mis zapatos,
con puntas ya gastadas que piden ese cambio,
el cambio de las olas que llegan y reclamo,
la eterna poesía de mares y relatos,
la fuerza y el donaire de cuerdos y borrachos...

Las olas tienen todo: el recinto de un teatro,
el cuadro sugerente, las teclas y el piano,
la magia de los bosques, los ríos y meandros,
las hadas y los elfos, que cruzan paso a paso,
y mientras, las sirenas, esperan con sus cantos,
y esperan a las olas, resacas y entusiasmos...

Yo miro simplemente y soy como un extraño,
un verso de una pluma, un niño que callado,
contempla así las olas, quizás desde otro plano,
el plano de los niños que sueñan con los hados
y un mundo diferente de amores inexactos,
con olas que se abrazan y playas junto a lagos,
eternas fantasías de niños delicados,
de almas que suspiran y salen de ese barro,
el barro de la tierra, el lodo del borracho,
quizás porque susurra el hombre enamorado,
que busca entre las olas la magia y el encanto.

Me gusta el sinsentido dejado en este rato,
con olas y poemas, con perros y bastardos,
vestidos de pìnguinos que caen por los barrancos
y aquellos, zalameros, que maullan como gatos.
No sé si he conseguido sonrisas a destajo,
si acaso una mirada lanzada con sarcasmo,
y un grito de protesta  de un labio cabizbajo,
diciendo que se calle el loco del que hablo.
Así que me retiro y salgo de este cuarto,
eterno "sin sentido" con olas y con trastos.

Rafael Sánchez Ortega ©
06/11/14

16 comentarios:

  1. Preciosas olas y la comparación con las mariposas. La imagen es divina también.

    Una suerte poder posar la mirada en esos mares…

    Claro que siempre conseguirás sonrisas…

    Muchos besos, es muy bonita la poesía.

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  2. Es lógico que un buen poeta ha de escribir ...amor ,desamor...tritezas ...alegrias y en una pluma de poesias todo es hermoso como hoy tus versos y ese niño que siempre nos acompaña.en ellos.
    Un gran abrazo Rafael y feliz dia.
    Marina

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    1. Gracias por tus palabras y comentario Marina.
      Un abrazo y feliz día.

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  3. Leyendo tu poema casi puedo oler el mar.
    Encantador como siempre.

    un abrazo

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    1. Espero que el salitre y las algas lleven ese aroma inconfundible a tu lado maduixeta.
      Un abrazo.

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  4. Pues a mí me ha gustado este "sinsentido" de olas y trastos como tú dices,he visto muchas imágenes interesantes y me ha hecho pensar.
    No es poco.

    Besos

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    1. Sonrío Carmen ante ese "no es poco" que reflejas.
      Besos y lindo día.

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  5. He sentido ese mar con su misterio.
    Precioso Rafael.
    Un gran abrazo

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    1. Gracias por sentir de esa manera mis versos Carmen.
      Un abrazo.

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  6. Hermoso poema con aroma de mar.
    Feliz tarde, Rafael

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  7. Siempre te lo digo,el universo de un poeta no tiene limites,cada renglón es tan intenso como el mar...
    Saludos.

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