miércoles, 20 de enero de 2021

4.437 - DÍA DE LLUVIA.



 Antes recordaba que, en la mañana, 

había paseado bajo la lluvia 

y que lo hice con el paraguas abierto. 


Algo difícil, en mi caso, 

y más en un paseo de casi cuatro kilómetros. 


Es cierto que alguna vez he bajado con el paraguas 

y que también en alguna ocasión he tenido que abrirlo, 

pero ha sido a ratos 

y por el clásico chubasco 

que luego te permite volver a cerrarlo 

y continuar caminando sin tener que llevar el brazo 

aguantando ese armatoste. 


Es bonito caminar bajo la lluvia. 


Ahora me han venido a la cabeza 

momentos en los que he disfrutado 

de instantes así, 

mojándome y compartiendo con la lluvia, 

una caminata, una marcha, 

una ascensión en la montaña, 

una acampada bajo una tienda, en la sierra, 

una tormenta, y así un larguísimo etcétera 

que daría para poder escribir algún relato. 

Pero sé que fue en otro tiempo 

y con una figura más joven en edad y en fuerzas, 

en esos momentos que cada uno 

tenemos reservados en el libro de la vida 

para enmarcar con letras de oro 

y que luego rescatan los recuerdos 

y nos traen su aroma, 

como una taza de café, 

que tanto se añora y paladea. 


Y sí, tengo que reconocer 

que aquellos fueron momentos de magia, 

en que las pupilas cargadas de inocencia

iban descorriendo los visillos de la lluvia 

y mirando a través de ellos 

a un mundo desconocido, nuevo 

y lleno de encanto 

que venía a mi encuentro. 


Por eso no puedo olvidar aquella comunión, 

muchas veces repetida y aceptada, 

con los ojos recibiendo las lágrimas del cielo 

y llorando, a su vez, de emoción y alegría, 

ante un espectáculo tan maravilloso, 

mientras, el cuerpo, 

la figura con alma que me ha sido prestada 

y que da vida a mis pensamientos y sentimientos, 

se mojaba y empapaba, sin darse cuenta, 

para tener que buscar, luego, el refugio 

y el abrigo en un lugar seco 

y cambiarse de ropa 

y saborear, lentamente, esos instantes vividos.


Rafael Sánchez Ortega ©

05/09/20

19 comentarios:

  1. Esos quilómetros están sensacional, dan, estoy segura, para recordar otros paraguas y otras lluvias.

    Porque la lluvia deje las ciudades más limpias y los campos bien servidos. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre tiene algo mágico la lluvia, Albada Dos.
      Un abrazo.

      Eliminar
  2. Debe ser muy lindo caminar bajo la lluvia, mientras nuestros pies recorren el campo en subida, en bajada y sin pensar en nada más que es el disfrute del momento y la naturaleza.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. La nostalgia nos invade en días de lluvia y como bien dices nos hace recordar caminatas y acampadas en tiempos antaños, pero que cuando vuelven a nuestra memoria pareciera que fue ayer cuando ocurrieron. Bonitos tus recuerdos. La memoria no sabe de edades!! Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tus palabras, Campirela.
      Un abrazo.

      Eliminar
    2. Rafael te quería preguntar desde hace tiempo hay algunas imagenes que subes que me encantan te molesta si me las llevo y las comparto en mi facebook? gracias

      Eliminar
    3. Para nada me molestaría, Campirela, puedes tomarlas cuando quieras. Te diré que las consigo en Internet, concretamente, en su mayoría, en "Pinterest".
      Un abrazo en la noche.

      Eliminar
  4. Muy sentido y evocador poema, querido amigo… Los recuerdos llegan como la lluvia y nos empapan el alma…

    Un abrazo grande, y muy feliz día.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario Ginebra.
      Un abrazo y feliz noche.

      Eliminar
  5. Entrañables momentos, precioso Rafael, un abrazo desde mi brillo del mar

    ResponderEliminar
  6. Un poeta ama la lluvia y todo lo que hay alrededor. Ella conlleva su misterio y su belleza. Nos encierra en su casa de cristal y nos muestra miles de sensaciones y sentimientos. Nos implica el cuerpo y el alma, sin duda alguna, Rafael.
    Mi gratitud y mi abrazo por tu generosidad.

    ResponderEliminar
  7. Cuando la lluvia empapa el Alma... Eso hay en tu poema ❤

    ResponderEliminar
  8. Me encanta la lluvia, Rafael, y si es la naturaleza mucho más.
    Iba sonriendo mientras leía porque me recordabas momentos de lluvia especiales.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cierto Verónica. Creo que todos tenemos y recordamos momentos así.
      Un abrazo.

      Eliminar