Besa la lluvia
los campos, dulcemente,
en este otoño.
Es la garúa
que baja soñolienta
a la campiña.
Yo la contemplo,
la miro con tus ojos,
y hasta sonrío.
Recuerdo un día
que juntos recibimos
también sus besos.
Éramos jóvenes,
y estábamos unidos
en un poema.
Aquellos versos
salían de las almas
sin darnos cuenta.
No había rimas,
ni frases rebuscadas,
solo tú y yo.
Y hasta la lluvia
cambiaba su mensaje
por las sonrisas.
Así sus besos,
suplían el silencio
de nuestro amor.
Lluvia y caricias
que hoy volvéis de nuevo,
¡seguid en mí!
Rafael Sánchez Ortega ©
29/10/23
Esa lluvia cual caricias, que no falte nunca.
ResponderEliminarUn bello poema. Un abrazo, Rafael.
Gracias Maripau.
EliminarUn abrazo.
Me muero de ganas porque bese la lluvia mi tierra. Bellos versos en honor a ese manjar tan necesario. Feliz semana. Un abrazo
ResponderEliminarLlegará Carmen,
EliminarUn abrazo.
La lluvia siempre necesaria, ya parece que quiere asomar la cara.
ResponderEliminarEsperemos que sea buena y no haga tramontana .
Un besote, feliz semana.
Gracias Campirela.
EliminarUn abrazo.
Muchos tenemos amor por la lluvia, porque en ella, hay caricias, hay renovación, hay creación, hay retentiva y hay poesía, profusa poesía que riega el alma y la vida. ¡Viva tu poesía, llovida de amor y de recuerdos!
ResponderEliminarUn abrazo lluvioso para ti amigo.
Paty
Gracias Paty.
EliminarUn abrazo y feliz semana.
Siguen.
ResponderEliminarCada remembranza regresa y revive.
Abrazo, Rafael.