Déjame verte,
no temas mi presencia,
ni tengas miedo.
Yo soy tu amigo,
y solo con mirarte
ya me conformo.
Por eso insisto
y vengo cada día
para admirarte.
Y es que tú tienes
la gracia y la ternura
que necesito.
Sales al sol
y obtienes de sus rayos
tanta belleza.
Y hasta el rocío
resbala por tu cuerpo
tan delicado.
También la brisa
se acerca y te acaricia,
muy suavemente.
Y das sonrisas
que animan las pupilas
de quien te mira.
Por eso, rosa,
la rosa de mis sueños,
"déjame verte".
Rafael Sánchez Ortega ©
17/10/23
Una llamada preciosa, esa rosa que embellece esperando a ser vista, tal vez.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafael
Gracias Maripau.
EliminarUn abrazo.
Manera de invitar con versos y sentimientos hermosos. Un abrazo
ResponderEliminarGracias Ester.
EliminarUn abrazo.
Precioso poema, dulce, dulce... Me encanta esos sentimientos que afloran a través de la rosa. Gracias por la alegría del momento.
ResponderEliminarAbrazo.🌞
Gracias Clarisa, me alegro de lo que dices.
EliminarUn abrazo.
El título es entrañable, así como sus versos llenos d tu dulzura personal, un abrazo grande
ResponderEliminarGracias Bea.
EliminarUn abrazo grande.
A veces tan solo una mirada nos sirve para ser felices. Un abrazo .
ResponderEliminarGracias Campirela.
EliminarUn abrazo.
La rosa de los sueños siempre recibe los cuidados de los versos.
ResponderEliminarAbrazo, Rafael.