Salgo del sueño,
dijiste en un susurro,
y de tu vida.
Y te marchaste,
surcando el horizonte,
a otro destino.
Yo quedé solo,
mirando a las estrellas
parpadeando.
Y desde el cielo
los ángeles lloraban
entristecidos.
Pasó la noche
llegando un nuevo día,
tímidamente.
Las caracolas
cantaban en la playa
a las resacas.
Y estas lucían
espumas en sus sienes
mientras soñaban.
Y desperté
soñando con gaviotas
y caracolas.
Porque el silencio
tañía las campanas
que hay en mi pecho.
Y éstas sonaban,
rezaban por tu marcha
y tu regreso.
Y allí quedé,
temblando, con la aurora
de un nuevo día.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/10/23
Y se fue, como una brisa que acaba por irse. Bellos versos.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafael
Gracias Maripau.
EliminarAbrazos.
cada día es un comienzo
ResponderEliminarsaludos
Cierto, Elisa.
EliminarSaludos.
Los sueños nos hacen divagar , a veces no sabemos si son reales o tal vez es lo que deseamos.
ResponderEliminarVersos soñadores.
Feliz noche , Rafael.
Gracias Campirela.
EliminarUn abrazo y feliz miércoles.
Son difíciles las despedidas obligadas y sin mucha explicación, lo reflejas muy bien en tu poema de hoy amigo, con una sensibilidad a flor de piel... linda en ese sentido.
ResponderEliminarUn abrazo grande, buena semana para ti.
Paty
Gracias por tus palabras Paty.
EliminarUn abrazo y feliz día.
Un nuevo amanecer está por llegar. Besos.
ResponderEliminar¡Ojalá, Laura...!
EliminarUn abrazo.