Nubes y aromas
nos llegan en otoño
día tras día.
Son especiales
pues tienen la fragancia
y el colorido.
Es una etapa
que llena de ternura
los corazones.
Es la estación
de sueños y de magia
de los poetas.
Aquí se juntan
los globos y cometas
de alguna infancia.
Porque, en los hombres,
los sueños siguen vivos
y están vigentes.
Hay mariposas
que vuelan a su lado
y les invitan.
Quieren llevarles
al cielo con sus alas
sin pedir nada.
Y el hombre, niño,
se funde con las nubes
en un susurro.
Es como un sueño
los versos que imagina
en su inocencia.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/10/23
Hay infancias, ratos concretos, que nos asaltan y nos muerden en la garganta. Somos lo que fuimos y lo que la vida fue acumulando sobre esa poca cosa de la niñez que fuimos.
ResponderEliminarUn abrazo, Rafael, y feliz semana
Coincido contigo Maripau.
EliminarUn abrazo.
Precioso desde esta poesía que no le pierde ningún detalle.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias Sara
EliminarSaludos.
Nunca desaparece del todo ese niño/a triste que aloja en nuestro corazón. A veces se queda callado con los ojos redondos, sorprendido, otras llora de pena, por falta de cariño, o por miedo... pero hay otras veces en que salta de alegría y nos inunda de nuestra luz original, las más nativa, la más pura.
ResponderEliminarHermoso poema amigo, un abrazo para ti y te deseo bella semana.
Paty
Cierto Paty, es como dices. Gracias.
EliminarUn abrazo y feliz semana.
Muy buenas noches, un bello poema de otoño que aunque las temperaturas no sean de él propiamente dicho , pero lo estamos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es Campirela.
EliminarUn abrazo.
dulces versos nos recuerda nuestra infancia, algo siempre queda y tu pluma lo dice, un abrazo desde mi Brillo del mar
ResponderEliminarGracias Bea.
EliminarUn abrazo.