Camina el hombre, y su sombra
va caminando con él
mientras las nubes se apartan
y se acrecienta su sed.
Lleva una cruz en los hombros,
sangre en las manos y piel,
una corona de espinas
rasga su frente y la sien.
Y mientras tanto, la gente,
brama y protesta tras él,
quien con la cruz en su espalda
busca el calvario a su vez.
Bajo el silencio del cielo,
hay un martillo cruel,
clavos perforan las manos,
luego lo hacen en pies.
Y así termina la historia
y da comienzo la fe,
por esta entrega y la vida
de quien nació en un Belén.
Rasgan los cielos los rayos,
tiemblan las almas sin ver,
ese mensaje sublime
sin preguntarnos por qué.
¡Adiós!, suspiran los niños,
¡adiós!, los hombres de bien,
a Dios, la tierra y la sangre
de los que lloran sin ver.
Rafael Sánchez Ortega ©
04/07/24
Una pasión que dio lugar a este movimiento cristiano y que tú has sabido recoger en tu poesía, Rafael.
ResponderEliminarMil besitos con cariño y feliz día ❤️
Gracias por tus palabras, Auroratris.
EliminarUn abrazo.
La fe es algo tan personal, tú la describes bien. Un abrazo querido amigo.
ResponderEliminarGracias Luján.
EliminarUn abrazo.
Maravilla ❤❤❤👏🏼👏🏼👏🏼
ResponderEliminarUn sentido y bello homenaje a Jesús, su pasión y su Cruz...Rafael. Todo ello nos lleva a la Resurrección y a la esperanza cristiana, amigo.
ResponderEliminarMi abrazo manchego.
"Y así termina la historia
ResponderEliminary da comienzo la fe"
Aunque todos cargamos cruces y hacemos el Vía Crucis.
Abrazo, Rafael.