Cómo cuesta aceptar la realidad
y admitir que el presente es evidente
y que el agua que corre por la fuente
es un néctar que ofrece la verdad.
Añorar, de la nieve, en Navidad,
ese manto que deja, dulcemente
y que agrada las almas de la gente,
recordando que existe la bondad.
Surgen rosas en medio de bardales,
y las olas se estiran en la arena
intentando ofrecernos su hermosura.
Y es, entonces, que suenan los timbales,
separando la copa que envenena
de los labios sedientos de ternura.
Rafael Sánchez Ortega ©
17/07/24
La fuente que fluye, el viento, el sol...todo lo que late nos habla, nos impulsa, nos advierte del regalo de cada día y del peligro que se esconde en el camino, Rafael...Es cuestión de estar atentos...
ResponderEliminarMi abrazo y feliz noche, amigo.