Hoy se me escapa el amor
y, cómo vuela yo veo,
pero sin gran interés
me fijo más en el cielo,
en el viento, y en el parque,
en la bruma y el silencio
aunque tenga el corazón
atenazado y con miedo.
Y es que el amor se me fue
y se alejó por el cielo,
impulsado por las dudas
de temporales y vientos,
aunque también influyó
esa distancia y silencio,
que acrecentó tanto miedo.
Me fijo más en el parque,
en el banco del abuelo,
en la tierna margarita
con sus pétalos abiertos,
y hasta del roble y del haya,
orgullosos sobre el suelo,
con la casta en sus raíces
y en sus troncos mil recuerdos.
Te veo, amor, como pasas
y no me alteras el sueño,
porque perdí la inocencia
y hasta el candor de tus besos,
y no me digas que no,
ya que el amor que ahora siento,
tiene el sabor del otoño
al que se acerca el invierno.
Por eso sé que te escapas
y que te marchas muy lejos,
que vas, por mares a tierras,
para encontrar otro pecho,
y no, no guarda reproches
el corazón que yo tengo,
aunque se quede sin sangre
por entender que te pierdo.
Rafael Sánchez Ortega ©
29/07/24
El amor a la vida sigue latente en tu poesía, Rafael...La mente nos traiciona, nos hace ver lo que nos duele e inmoviliza...Mientras la poesía siga latiendo en tu corazón, el amor estará cerca de ti, alentándote e impulsándote hacia adelante, amigo poeta.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y feliz mes de agosto.
Gracias por tus palabras y comentarios de hoy, María Jesús.
EliminarUn abrazo.