Hay una margarita
que espera tu llegada,
la mueve, temblorosa,
la brisa en la mañana.
Se escuchan, a su lado,
canciones de cigarras,
con dulces melodías
que llegan hasta el alma.
Con ellas, los recuerdos,
se incendian y desgranan,
escenas del pasado
repletas de nostalgia.
Hay playas y horizontes
en tardes soleadas,
auroras y colores
que tiñen las ventanas.
Hay ratos y momentos
de campo y de montañas,
con sendas sinuosas
y fondos de hondonadas.
Hay besos que retornan
y abrazos que rescatan,
los ratos y minutos
de antiguas temporadas.
Y al verte, margarita,
el alma se engalana,
y siento mariposas
volando en mis entrañas.
...Sonrío en este instante
y sigo en la otoñada,
los sueños y recuerdos
se quedan en mi espalda..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/07/24
Una buena amistad ha salido de la margarita y la mariposa, asi, pues, dejémoslas volar y lucir su belleza en ese campo que es vida propia. Un besote Rafael.
ResponderEliminarGracias Campirela, es cierto lo que dices.
EliminarUn abrazo y feliz tarde.
Los recuerdos dejan la bellísima añoranza versada.
ResponderEliminarHoy dejas un poema con margaritas. Yo, luego, también. Sonrío.
Abrazo, Rafael.
Gracias por tus palabras Verónica y por todos los comentarios que tan generosamente has dejado hoy.
EliminarAbrazos desde el norte.