Corre, corre, caminante
y tu cuerpo no doblegues,
sal en busca de la luna
aunque vuelvas con claveles.
Ten en cuenta que los niños
tienen sueños muchas veces,
y en los mismos siempre encuentran
mil sorpresas y juguetes.
Más los hombres no son niños,
son personas simplemente,
unos miran las estrellas,
otros beben y se duermen.
Hay sorpresas que no esperan
en la plaza y en las fuentes,
son suspiros de la vida
con la brisa que los mece.
Hay susurros en los labios
que musitan lo que quieren,
lo que guardan, lo que piensan
esos pechos tan valientes.
Hay juguetes en los niños
que no son lo que parecen,
son las letras y dibujos
los cuadernos y deberes.
Hay canicas en la bolsa
con mil sueños en la frente,
bicicletas encantadas
y también con patinetes.
Es por eso caminante
que te digo que hasta siempre,
corre, corre, muy deprisa,
corre en busca de tu suerte.
Tú destino está marcado
y una sombra te protege,
es la sombra de la luna,
de cristianos y de infieles.
Corre, corre, caminante,
busca el río y su afluente,
vete pronto a la ribera
a encontrar lo que tu sientes.
Ese cáliz con la sangre,
esa lava tan ardiente,
ese cirio con la llama
que se apaga y que perece.
"...Corre, corre, caminante,
haz que el cuerpo se enderece,
mira arriba, a las estrellas,
y recoge lo que tienen..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/07/10
y tu cuerpo no doblegues,
sal en busca de la luna
aunque vuelvas con claveles.
Ten en cuenta que los niños
tienen sueños muchas veces,
y en los mismos siempre encuentran
mil sorpresas y juguetes.
Más los hombres no son niños,
son personas simplemente,
unos miran las estrellas,
otros beben y se duermen.
Hay sorpresas que no esperan
en la plaza y en las fuentes,
son suspiros de la vida
con la brisa que los mece.
Hay susurros en los labios
que musitan lo que quieren,
lo que guardan, lo que piensan
esos pechos tan valientes.
Hay juguetes en los niños
que no son lo que parecen,
son las letras y dibujos
los cuadernos y deberes.
Hay canicas en la bolsa
con mil sueños en la frente,
bicicletas encantadas
y también con patinetes.
Es por eso caminante
que te digo que hasta siempre,
corre, corre, muy deprisa,
corre en busca de tu suerte.
Tú destino está marcado
y una sombra te protege,
es la sombra de la luna,
de cristianos y de infieles.
Corre, corre, caminante,
busca el río y su afluente,
vete pronto a la ribera
a encontrar lo que tu sientes.
Ese cáliz con la sangre,
esa lava tan ardiente,
ese cirio con la llama
que se apaga y que perece.
"...Corre, corre, caminante,
haz que el cuerpo se enderece,
mira arriba, a las estrellas,
y recoge lo que tienen..."
Rafael Sánchez Ortega ©
30/07/10
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