II
Escucha el corazón del ser amado
la voz en la mañana tan certera,
el suave taconeo por la acera
que viene paso a paso hasta su lado.
Escucha el corazón, y está cansado,
el habla de la llama y de la cera,
el agua que descarga en la gravera
la lluvia del ayer y del pasado.
Hay llantos que prolongan la agonía
y lágrimas silentes muy traidoras.
Se busca la razón del día a día
que sean decididas, delatoras.
No importa la ilusión y la alegría,
importa la razón, ya sin demoras.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/03/11
Escucha el corazón del ser amado
la voz en la mañana tan certera,
el suave taconeo por la acera
que viene paso a paso hasta su lado.
Escucha el corazón, y está cansado,
el habla de la llama y de la cera,
el agua que descarga en la gravera
la lluvia del ayer y del pasado.
Hay llantos que prolongan la agonía
y lágrimas silentes muy traidoras.
Se busca la razón del día a día
que sean decididas, delatoras.
No importa la ilusión y la alegría,
importa la razón, ya sin demoras.
Rafael Sánchez Ortega ©
10/03/11
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