Yo me ahogo en el silencio
que dormita entre las almas,
como llama entristecida
que termina y que se apaga.
Y me duermo simplemente
sin violines ni campanas,
como duermen los cobardes
cuando viene la batalla.
El silencio es la consigna,
es el cómplice que guarda,
los secretos más sutiles,
las profundas acechanzas.
Recurrimos al silencio
como música sagrada,
con su brisa impenetrable
y esa nota que descansa.
Es la nota del recuerdo
que silente se agazapa,
y se oculta de la vida
con su túnica manchada.
Yo me ahogo en el silencio
y el silencio me reclama,
y me pide le contemple
mientras vaga en la distancia.
Marcha y viene, va conmigo,
al compás de la resaca,
del reflujo de la vida
y el latido de las arpas.
Pide paz la mariposa,
la de alas encantadas,
con su vuelo en el silencio
entre lirios y entre jaras.
Pide paz porque la mando
este beso sin palabras,
este tierno escalofrío
que me sube a la garganta.
Luego marcha con su vuelo
donde el hombre ya no alcanza,
más allá de las estrellas
del silencio y de la nada.
"...Yo persigo ciegamente
al silencio que me embarga,
y me ahogo en el recuerdo
aunque muera por su causa..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/03/11
que dormita entre las almas,
como llama entristecida
que termina y que se apaga.
Y me duermo simplemente
sin violines ni campanas,
como duermen los cobardes
cuando viene la batalla.
El silencio es la consigna,
es el cómplice que guarda,
los secretos más sutiles,
las profundas acechanzas.
Recurrimos al silencio
como música sagrada,
con su brisa impenetrable
y esa nota que descansa.
Es la nota del recuerdo
que silente se agazapa,
y se oculta de la vida
con su túnica manchada.
Yo me ahogo en el silencio
y el silencio me reclama,
y me pide le contemple
mientras vaga en la distancia.
Marcha y viene, va conmigo,
al compás de la resaca,
del reflujo de la vida
y el latido de las arpas.
Pide paz la mariposa,
la de alas encantadas,
con su vuelo en el silencio
entre lirios y entre jaras.
Pide paz porque la mando
este beso sin palabras,
este tierno escalofrío
que me sube a la garganta.
Luego marcha con su vuelo
donde el hombre ya no alcanza,
más allá de las estrellas
del silencio y de la nada.
"...Yo persigo ciegamente
al silencio que me embarga,
y me ahogo en el recuerdo
aunque muera por su causa..."
Rafael Sánchez Ortega ©
08/03/11
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