I
No podía por menos que quererte
al sentir tu sonrisa tan amada,
me llenaba el candor de tu mirada
y el deseo y las ganas de tenerte.
Yo pensaba en el premio y en la suerte
por rozar a tu piel tan deseada,
y también de azuzar la llamarada
de ese fuego sin vida y tan inerte.
Te sentía sin mas y te quería,
y pedía que fueras de mi mano.
Me acordé de aquel día, en la alquería,
y el latir de tu pecho tan cercano.
Tú cerraste sin más la celosía,
y sonaron las teclas del piano.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/03/11
No podía por menos que quererte
al sentir tu sonrisa tan amada,
me llenaba el candor de tu mirada
y el deseo y las ganas de tenerte.
Yo pensaba en el premio y en la suerte
por rozar a tu piel tan deseada,
y también de azuzar la llamarada
de ese fuego sin vida y tan inerte.
Te sentía sin mas y te quería,
y pedía que fueras de mi mano.
Me acordé de aquel día, en la alquería,
y el latir de tu pecho tan cercano.
Tú cerraste sin más la celosía,
y sonaron las teclas del piano.
Rafael Sánchez Ortega ©
01/03/11
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