II
La llama y la pasión quedó encendida
y allí se siente amor, aunque cansado,
¡amor para ese pecho enamorado
y para el alma tierna y mal herida!.
Descansa el fiel guerrero de la vida
y aprieta en el descanso su costado,
el pecho y corazón que tanto ha amado
buscando una figura enfebrecida.
La diosa del amor que no encontraba,
el cuerpo y la figura de gacela.
La dulce sirenita que buscaba
vagaba por las playas con cautela.
De noche a las estrellas contemplaba
sumido en un profundo duermevela.
Rafael Sánchez Ortega ©
28/03/11
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