Hoy veo como la vida
se la lleva la corriente,
sin defensas y sin lucha
y sin dimes ni diretes.
La vida que me fue dada
pasó pronto, siendo breve,
como un soplo de la brisa,
azuzado de nordeste.
No me arrepiento de nada,
vida nace y vida muere,
vida que llega florida,
vida que inverna y se duerme.
Ahora que llega el otoño
y que se acercan las nieves,
miro hacia atrás un momento,
seco en silencio la frente.
Pienso en los años pasados,
veo las aguas muy verdes,
siento los mares azules
y el palpitar de los peces.
Siento que el tiempo se acaba
y que al final anochece,
aunque mi alma suspire
por una herida que duele.
Pero el dolor se soporta
y las heridas se vencen,
aunque se apague la llama
y aunque sin ella tropieces.
Pienso en los hombres ancianos
y en el temblor de sus sienes,
mientras contemplo a lo lejos
el temporal de poniente.
Miro a los niños que juegan
sin emplear los juguetes,
ellos sí viven la vida,
ellos jugando la sienten.
"...Hoy veo como la vida
ya se marcha y desvanece;
"vivimos mientras amamos",
dice un refrán brevemente.
Pero la vida es un eco,
un susurro fiel y leve,
una brizna desgajada
del pasado que no vuelve.
Rafael Sánchez Ortega ©
21/07/11
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