Escribir un poema nuevamente
y cerrar nuestros ojos un instante,
es igual a ese beso intermitente
que nos dice, en silencio, que adelante.
Es tomar el suspiro dulcemente
de los labios ansiosos del amante,
y plasmar ese beso tan ardiente
en los versos, de forma emocionante.
Escribir un poema con sentido
es volcar el aroma y la fragancia,
a través de unas letras a tu amada.
Es saciar el ardor de tu latido
y salvar con los versos la distancia,
mientras habla, en silencio, la mirada.
Rafael Sánchez Ortega ©
27/02/12
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