Me he asomado a la ventana
para ver de noche el cielo,
y pude ver las estrellas
hablando en el firmamento.
Hablaban de ti y de mí
y también de nuestros sueños,
del vestido que llevabas
y la cinta de tu pelo.
Pero también un susurro
me llegaba como un eco,
hablaba de mis locuras
y del amor que te tengo.
Hermosa locura esta,
susurraban los luceros,
que hace salir en la noche
a los amantes en celo.
Pero también esa voz
era la voz de mi pecho,
murmurando sin cesar
que te amo y que te quiero.
Me he asomado a la ventana
para ver los ojos bellos,
de la luna y las estrellas
suspirando en el silencio.
Hablaban de ti y de mi
con un lenguaje sincero,
de ese negro de tus ojos
y mi entrecano cabello.
Era la noche profunda
tan profunda como el hielo,
y la voz que me llegaba
parecía meter miedo.
Una estrella caprichosa
cruzó el cielo en un momento,
y al mirarla recordé
de pedirla mi deseo.
Le pedí por ti y por mí,
de gozar de amor eterno,
de tenerte entre mis brazos
con tu gracia y tu misterio.
"...Me he asomado a la ventana
y al mirar por fin te veo,
bella estrella de la noche
que me hablas con tus besos..."
Rafael Sánchez Ortega ©
12/02/12
Es precioso poder oír a las estrellas hablando con besos, poderte dirigir a ellas para hacerles una petición.
ResponderEliminarSólo en el alma del poeta está este poder, que relatas con tanta sensibilidad en este romance.
Otro beso en la mañana.
Estoy seguro de que también tú has buscado a las estrellas en la noche y quizás te llegaron esos besos velados en forma de susurros estelares.
ResponderEliminarOtro beso para ti querida amiga,
Rafael