martes, 3 de julio de 2012

AHORA PUEDO ASEGURAR...




 Ahora puedo asegurar
que aquellas calles transitadas
nos hicieron más osados y valientes. 

Andábamos por ellas 
y descubríamos un mundo diferente,
un mundo nuevo que entraba
de repente en nuestros ojos,
un mundo que llenaba de ilusión
nuestras pupilas y alimentaba
tantos sueños de la infancia.

Era una sensación indescriptible
el caminar cada mañana hacia el colegio
y repetir aquellos pasos, 
entre las calles y callejas, 
bajo las ropas tendidas
y las macetas descansando en los balcones.

Recuerdo el puente viejo sobre el río,
pequeño y memorial, 
con sus cantos rodados arrancando
sonidos a las aguas.
Recuerdo los jardines 
y las rosas que olíamos despacio
llenándonos su aroma de paz y de dulzura.
Recuerdo los bares cerrados 
y la soledad de las sillas apiladas,
vacías y esperando la llegada del verano.

Pero todo estaba allí, en la calle,
y allí nos conocimos.
Durante mucho tiempo compartimos el camino
que llevaba hasta el colegio,
intercambiando las palabras, las sonrisas,
los apuntes y proyectos,
saltando charcos y sorteando baches,
aceptando caramelos y sintiendo el frío
del invierno penetrar por nuestras carnes.

Como tantas mañanas, y como si fuera
un ritual repetido,
entrábamos en clase y atendíamos al maestro,
aunque en nuestro interior seguíamos pensando
en la calle que habíamos transitado,
en las baldosas rotas del pavimento,
en el coche mal aparcado de la esquina,
en la teja que amenazaba desprenderse
y en el gato que maullaba en el portal de la vecina.

No sé por qué motivo,
pero cada mañana, odiábamos un poco más
al mundo del latín y los quebrados,
al pretérito que hablaba del futuro,
al Quijote de lectura que teníamos enfrente;
y volábamos sin más a nuestros pasos vacilantes,
al jardín de los encuentros,
a la rima sevillana del poeta, quebradizo
y ondulante, que selló nuestro destino.

Ahora puedo asegurar
que aquellos años transcurridos
los pasamos soportando temporales y resoles,
mojaduras de la lluvia,
pero siempre sin abrigos
y la sonrisa eterna en nuestras almas.

Rafael Sánchez Ortega ©
03/07/12

18 comentarios:

  1. el baúl de los recuerdos es infinito..., tantas historias que de allí se pueden sacar

    bien por esta y su entrañable recorrido por calles y callejuelas de niñez y candor

    un abrazo

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  2. Sin abrigos, o como escribí un día..."sin sombreros", así, de cuerpo y alma completos, y entregados totalmente...
    Un bello recuerdo de esos tiempos escolares, en que coincido contigo en que éramos más osados... pero muchísimo más!!... Creo que el mundo fue apagando esa valentía nuestra con su comportamiento...
    También yo ahora recuerdo mis propias osadías.

    ABRAZOS GRANDES, QUERIDO RAFAEL, EN ESTA FRÍA MAÑANA EN CHILE.

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  3. Felicidades ...siempre es oportuno amnecer leyendo el reflejo de la vida por tu poesí...Desde Nicarguaa,Saludos.

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  4. Puedes asegurar lo que la lluvia mojaba la sonrisa de tu rostro acunando su alma.

    Un beso.

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  5. Una manera y un lugar para ganar valentía, esas calles que aún nos esperan regresar, con la misma sonrisa.
    Abrazos, Rafael

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  6. Qué buena lectura la de este poema, me gustó especialmente porque soy amante del verso libre y todos tus trabajos me encantan, pero te aseguro que en este hay mucha autenticidad poética, más que de costumbre y eso es mucho decir.
    Me gusta ese sentimiento desprendido que dejas ver en el poema, esa búsqueda de cosas sin erudición y llenas de vivencia como una calle y sus detalles a contraposición de un maestro y su sabiduría.
    La vida querido Rafael enseña más que cualquier otra cosa.
    Excelente.
    Besos al alma.

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  7. Hermoso poema como todos los que he tenido la oportunidad de leerte amigo Rafael...

    Y que bueno es poder escribir en versos...Te admiro por ello!!!

    Cordial saludo desde Venezuela

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  8. Que belleza de poema donde la adolescencia cultivaba el amor si florituras, evocando las poesías sevillanas imaginando el parque de María Luisa, en el rincón homenajeado a Bécquer.
    El ayer en la memoria, en el presente de este bello poema.
    :) Un saludo

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  9. Sí, Elisa, el baúl de los recuerdos de cada uno es infinito y en él guardamos tantas cosas, pequeñas y grandes, que seguramente ellas marcaron nuestra vida, para bien ó para mal.
    Un abrazo en la noche.

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  10. Cierto Maritza, en aquellos tiempos escolares éramos más ¿atrevidos?... Quizás porque la curiosidad va implícita con la infancia, ¿no crees?.
    Un abrazo en esta noche calurosa desde España.

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  11. Gracias Mario por tu visita y lectura.
    Un abrazo desde España.

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  12. Sí, María, eso nunca se olvida, (aunque sea un sueño solamente).
    Besos en la noche.

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  13. Las calles esperaban Alicia, no lo dudes, y estaban allí con los mil y un detalles en ellas, para vivirlos intensamente.
    Un abrazo en la noche.

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  14. La vida enseña Paula, como bien dices, y puede ser una buena maestra. Las calles y la edad, son las que todos hemos vivido y estoy seguro de que cada uno sabríamos describir perfectamente, con sus mil detalles y vivencias.
    Besos también para ti.

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  15. Gracias India Rebelde, pero escribir así no es difícil. Inténtalo y ya verás. Sólo hay que dejar que hable el corazón.
    Un saludo desde España.

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  16. ¡Ay Oréadas!, supiste captar esos versos en que me refería también al recuerdo y la influencia Becqueriana que todos, en alguna medida, pudimos tener y ser influidos por ella en nuestra juventud.
    Un saludo en la noche.

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  17. Qué bueno que tras el frío y camino empedrado, la voz del maestro y los latines, las sillas del bar y el poeta, quede tu sonrisa eterna y la traslades en poemas como este.
    Gracias, Miguel.

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  18. Gracias a ti por leer pacientemente mis letras Mafalda.
    Un abrazo en la noche.

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